David Einhorn de Greenlight Capital ha retirado su demanda contra Apple sobre una proposición del Consejo de Dirección de Apple que debía ser votada durante la reunión de accionistas celebrada hace unos días. Einhorn consiguió que un juez, tras una solicitud por parte de Apple de acelerar el proceso antes e que se celebrar la reunión de accionistas, que desestimara una solicitud de Apple hacia los accionistas por un defecto de forma.
Apple, obligada por el juez, retiró la «Propuesta número 2». En esta propuesta se traspasaba desde el Consejo de Dirección a los accionistas la decisión de conceder acciones preferentes. Einhorn, en su demanda, intentó bloquear esta iniciativa, solicitando además a Apple que se lanzaran una nueva clase de acciones preferentes (las «iPrefs») que permitieran a los accionistas recibir de forma permanente un dividendo por acción.
El defecto de forma que permitió a Einhorn desviar la «Propuesta número 2» fue que esta medida fue presentada a los accionistas en un paquete con otras dos medidas, lo que era una violación de las propias leyes corporativas de Apple.
Después de la prohibición del Juez, la retirada de la proposición y la celebración de la reunión de accionista,s la demanda de Einhorn, que está al frente del fondo de inversión Greenlight Capita, no tenía sentido y el demandante ha retirado su queja ante los juzgados. Sin embargo, el objetivo final de Einhorn (y de otros Fondos de Inversión cortoplacistas) es poder acceder a la enorme cantidad de dinero en efectivo que dispone Apple y no sería descartable que cieramos diferentes acciones legales en un futuro cercano con la intención de que Apple aumente los dividendos entregados a los accionistas directamente desde ese ese dinero en efectivo.
iPrefs, no?
como diría mi abuelo, » pretenden quedarse con la chancha, los veinte y la máquina de hacer chorizos»……
se puede leer… De modo que la frase se usa en locuciones tales como “Fulano pretende quedarse con la chancha, los veinte y la máquina de hacer chorizos». Ese agregado tecnológico eleva la rapacidad al colmo. Muestra el afán desaforado de quedarse con todo. Y con algo más, de ser posible.