La Academia ha concedido a título póstumo un Grammy a Steve Jobs por su «increíble contribución» a la música. En unas declaraciones, la Academia ha alabado la capacidad del irónico ejecutivo de Apple por difuminar la línea que separaba la tecnología y el arte a través del iPod, iTunes y otras estrategias en el campo musical. El premio será entregado el 11 de febrero, un día antes de la ceremonia televisada, pero podría hacerse una mención durante el evento televisado.
Y a las discográficas no les ha tenido que hacer mucha gracia.
Para las discográficas, Steve Jobs fue el iniciador de un modelo de negocio que recuerda al mismo modelo de negocio que estableció George Lucas con el merchadising de Star Wars. Para estas empresas, anquilosadas a lo largo de los años en monolíticas estrategias diseñadas para prácticamente esquilmar al comprador, la introducción de la música digital fue un nicho de mercado que consideraron menor (ese fue su primer error) y cuando Apple les propuso llevar adelante este tipo de negocio, simplemente consideraron que era una forma adicional de rentabilizar sus catálogos, pero que supondría, como mucho un complemento a sus ingresos basado en un grupo de freaks que comprarían el carísimo producto de Apple. Fue un fallo tan grande que es digno de estudio (y de hecho, se estudia) como ejemplo de error de apreciación en Escuelas de Directivos y Negocio.
Ese error de apreciación, que permitió a Apple crear bajo el ecosistema iPod un servicio que subió como la espuma, le ha costado a las discográficas aprender una dura lección que de momento se niegan a aplicar: su modelo de negocio está desactualizado, sus perspectivas de renovarlo son actualmente muy complejas debido a la lentitud de estos mastodontes empresariales y además han surgido a la sombra del éxito de la iTunes Store muchas empresas que aprovechan modelos de negocio similares o paralelos para comercializar sus catálogos llevándose, en algunos casos, una jugosa parte de lo que ellos consideraban sus inalterables beneficios.
Jobs hizo mucho por la música, pero para los usuarios y consumidores. Con aciertos y errores, demostró que era posible «otra opción» y que se podía ganar dinero con ella. Para las discográficas,Jobs fue la demostración palpable de que su modelo de negocio estaba desactualizado, pero en vez de rápidamente buscar una vía para poder aprovechar la tecnología en su propio beneficio, lo único que hicieron fue trasladar el problema a los usuarios, culparlos de sus fracasos de forma explícita acusándolos de piratas y reclamando a gobiernos y estamentos legales leyes mas duras para proteger una propiedad intelectual que nunca debió ser suya, sino de los artistas.
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