La vuelta al mundo con un MacBook

Mientras Apple celebraba ayer el noveno cumpleaños de Mac OS X y se acerca ya a una década (¡y que deprisa ha pasado!) de su “ya no tan nuevo” sistema operativo, ocurrían otras cosas por el mundo y yo, personalmente, celebraba otro pequeño hito: mi MacBook había dado su primera vuelta al mundo.

Más de 40.000 kilómetros acumulados con un portátil a la espalda te da algo de perspectiva de lo que tiene que ser realmente una máquina de este tipo y hoy quiero compartir con vosotros las cosas que he aprendido durante estos años en los que mi MacBook ha sido compañero inseparable en largas horas de carretera, tren y avión por España y gran parte de Europa.

Lo que debe ser un portátil y lo que no

Todo va en función de lo que necesites y lo que no, claro, pero algunas reglas básicas que he aprendido a base de golpes y disgustos es que sobre todo, la batería lo es todo. Si eres de los que como yo, conforme prácticamente se acomodan en su asiento, abren el portátil para seguir trabajando (de hecho, este artículo se está escribiendo así, en la carretera), disponer de una buena autonomía es fundamental. Punto. Es lo primero a considerar si usas el portátil durante viajes. No puedo comprender como un usuario de portátil PCWindows puede conformarse con 3 horas de batería. Me parece incomprensible quedarse a mitad de trabajo porque no dispones de la suficiente energía.

Para conservar energía, y ganar un considerable punch de autonomía, no obstante, hay varios trucos que quiero compartir con vosotros:

Usando estos pequeños trucos (que no son nada del otro mundo, pero si muy útiles) mi MacBook (se me había olvidado, de primera generación, con ya unos añitos a su espalda) aún es capaz de darme 4 horas de batería (con su batería original). Después de tantos años, y si lo voy a comprar con el portátil PC/Wndows de mi vecino de asiento (que lo acaba de apagar porque se ha quedado sin batería … mascullando juramentos), me parece una cifra mas que respetable.

Por cierto, acabarás desarrollando una sensibilidad especial (¿La Fuerza?) para detectar enchufes en los sitios mas insospechados donde almacenar un poquito mas de energía en la batería durante esa media hora que te toca esperar mientras dejas un transporte y te embarcas en el siguiente.

El peso

Una cosa que tendré muy en cuenta cuando jubile (algún día) a mi querido MacBook es el peso. Es absolutamente esencial tratar de mantener un perfil de peso lo mas bajo posible porque al final, cuando llevas unas horas con la bolsa de transporte encima consideres que entre portátil, gadgets y otras cosas eres como Atlas llevando el peso del mundo sobre sus hombros.

Por cierto, al respecto del peso, una bolsa resistente pero ligera es esencial. Es una característica de las bolsas de transporte que suelen obviarse, pero la diferencia de 300 ó 400 gramos de una bolsa a otra (con el peso añadido de todo lo que lleves dentro) supone llegar fresco a tu destino o encorvado y con dolor de espalda.

Otra de las duras lecciones que he aprendido es que las bolsas de transporte de tipo bandolera para desplazamientos largos, especialmente si has de hacer muchos transbordos y esperas no sirven y son muy incómodas. Te acaban destrozando el hombro (recuerda, llevas el portátil, los gadgets, la documentación del viaje, cargadores, ufff…. la tira) y machacando la espalda. Para un viaje largo: mochila. Para un desplazamiento corto, o un viaje sin muchos transbordos y paseos por terminales y andenes, la bolsa bandolera sirve.

Protege tu portátil

Aún dentro de la bolsa de transporte, o incluso la maleta, el portátil puede sufrir daños. En un viaje en el que decidí que “nada de trabajo”, alguien colocó una maleta pesadísima encima de la mía (con la suerte que el portátil estaba boca abajo, sino, me revienta la pantalla) y la presión hizo que se “deformara” un poco, lo suficiente como para que meter un disco óptico fuera una tarea de casi titanes. Un poco de fuerza aplicada con cariño y firmeza para eliminar la “mínima” deformación solucionó gran parte del problema, pero desde entonces, cuando “sé positivamente” que el viaje va a ser duro, añado una sobrefunda rígida al portátil “por si las moscas“.

Fácil de sacar: fácil de meter

Tu bolsa, por cierto, debe permitir el acceso rápido a poder sacar y meter el portátil con facilidad: si tienes que soltar dos cremalleras, abrir una segunda funda, y para guardarlo, lo mismo, vas a tener problemas si tienes que salir rápido porque te has ensimismado trabajando y de repente escuchas que es el último aviso para el embarque o tienes que hacer una maniobra rápida (justo me acaba de pasar en este momento, casi pierdo mi parada) o cuando te lo hacen sacar en los aeropuertos, como si fuera una bomba nuclear o algo así.

Pantallas

El tamaño y el peso de un portátil va siempre en función de la pantalla. 13 pulgadas pueden no parecer mucho, pero si sueles trabajar con una o dos aplicaciones máximo es mas que suficiente, especialmente porque el MacBook te permite trabajar de forma relativamente cómoda en los miserables huecos que dejan las compañías aéreas para los viajeros en turista o los autobuses de larga distancia. Un portátil de 15 es perfecto (pero también pesa mas), y en espacios reducidos, acabas siempre metiéndole el codo en las costillas al compañero de viaje con su disgusto adicional. Si mareas varias aplicaciones a la vez y tienes que pasar datos de una a la otra, un aprendizaje a conciencia de Exposé y Spaces, con un buen ajuste del flujo de trabajo es esencial para no acabar teniendo problemas de rendimiento.

Por cierto, un extra que es, aparentemente, inútil en un viaje pero que se ha convertido en una compañero inseparable es el cable adaptador para un segundo monitor: nunca sabes si vas a poder disponer de un segundo monitor en destino o tendrás que conectar el ordenador a un proyector. Es un cable que ocupa poco, pesa poco y tiene una utilidad difernecial en muchas ocasiones.

Ratones

Los miniratones para portátil son una “M”. la mayor “M” que hay. No los puedes usar en el avión, ni el tren, ni en el autobús, y mientras trabajas en destino, donde ya dispones de algo de sitio y un enchufe para el cargador, tampoco sirven para nada porque acabas con la mano como la garra de un águila.

Soy bastante exquisito con el tema de ratones, pero para viajar, he descubierto que el Magic Mouse me funciona aceptablemente bien, sobre todo porque su perfil bajo y su ausencia de cables me permite guardarlo en la maleta sin excesivos problemas y sin ocupar mucho espacio. Penaliza, por supuesto, su alto peso, su conectividad Bluetooth (nunca lo uso si estoy usando la batería) y su incapacidad de gestionar Exposé. Si Apple solucionara este último problema con una solución de serie sencilla y elegante…. me haría muy feliz.

De nuevo, un MacBook

Mi próxima elección será de nuevo un MacBook, conforme el ciclo estimado de 5 años establecido (por mi) para esta máquina con un ROI (Retorno de la inversión) aceptable se cumpla. La elección será de nuevo la máquina mas baja de la gama por varios motivos, especialmente porque mi trabajo solo consiste en trabajo de texto, navegación y correo electrónico con algo de retoque de imagen y no requiere un consumo de recursos que implique la necesidad de unos de los nuevos MacBook Pro que van camino de salir. Además, la inversión ante la pérdida, robo o fallo catastrófico de hardware de una máquina mas potente que requiere un ciclo de retorno de inversión mas largo no me compensa.

Un MacBook Air, por su precio, en impensable para mi, simplemente. Su ROI se extiende tanto en el tiempo que simplemente necesitaría triplicar el valor del trabajo para que el portátil se pagara al ritmo adecuado y empezara a generar beneficios en dos años.

Y sobre todo … porque estoy enamorado del color blanco, y entre tanta uniformidad plástico-negra del mundo Windows, el blanquito (aunque casi siempre, un poco sucio) MacBook es siempre el centro de atención. Qué le vamos a hacer.

Y tu … ¿cuántos kilómetros llevas con un portátil a cuestas? ¿Algún truco que quieras compartir? ¡Los comentarios están a tu disposición!

Un artículo de Carlos Burges