La domesticación del gallo salvaje

Rooster04_adjusted.jpgUn equipo internacional de científicos dirigidos por la Universidad de Uppsala (Suecia) ha realizado avances en el estudio genético de los animales domesticados al explicar la evolución genómica del gallo moderno. Los resultados del estudio se han publicado en la revista Nature.

La domesticación de animales y plantas ha sido uno de los factores más importantes para el desarrollo de nuestra civilización, ya que permitió al ser humano el sedentarismo, la ganadería y la agricultura. Antes de desarrollar éstas últimas, los humanos eran cazadores-recolectores, es decir, se desplazaban de un lugar a otro en busca de animales que cazar para obtener carne y pieles y recolectaban raíces y plantas.

El estudio realizado por la Universidad de Uppsala describe el proceso de cría por el que el gallo se convirtió en un producto básico de la dieta moderna. Hoy en día el pollo es probablemente la carne más popular del mundo y además la fuente de proteínas animales más rentable e importante. A principios del siglo XX se produjo una especialización en la cría de gallinas ponedoras por un lado y pollos de engorde por otro que provocó una enorme mejora de la productividad de estos animales.

El profesor Leif Andersson de la Universidad de Uppsala, coordinador del equipo de investigación, indicó que «el método aplicado para el estudio de cuatro poblaciones distintas de gallinas ponedoras y otras tantas de pollos de engorde nos permitió desvelar cambios genéticos decisivos para la domesticación de estas aves en un sentido general y cambios esenciales para el desarrollo de estos animales».

Un equipo de investigación alemán logró descifrar en 2004 la secuencia del genoma del gallo a partir de un único genoma femenino de la especie Gallus gallus (gallo rojo), el antepasado salvaje del pollo moderno. Aquel proyecto costó millones de dólares estadounidenses, pero el empleo de técnicas de secuenciación desarrolladas durante los últimos años permitió al equipo dirigido por la Universidad de Uppsala realizar su investigación por mucho menos dinero. La investigación consistió en el estudio de la secuencia genómica del Gallus gallus y de otras ocho poblaciones distintas de gallo doméstico moderno.

«Este es el primer estudio en el que se realiza un examen pangenómico de la diversidad genética en una población y entre poblaciones», informó Michael Zody, investigador del Instituto Broad (Estados Unidos) y miembro del equipo de investigación. «Las nuevas tecnologías de secuenciación nos permiten abordar importantes cuestiones biológicas imposibles de estudiar hace unos pocos años.»

Cuando los animales se crían con el fin de mejorar sus genes se produce un proceso de barrido selectivo consistente en la fijación de una mutación genética positiva en una especie. Los investigadores descubrieron este proceso en el gen TSHR (receptor de la hormona estimulante del tiroides) de pollos. El TSHR desempeña en vertebrados una función básica con respecto a la regulación metabólica y la programación temporal de la reproducción en respuesta a cambios en la duración del día. En los animales salvajes esta característica se mantiene a rajatabla, lo cual previene la superpoblación de una especie concreta, pero en los pollos modernos ha sufrido una alteración extrema para que pongan huevos durante todo el año.

«Nuestro descubrimiento de que todos los pollos domesticados que hemos estudiado, representativos de poblaciones de Suecia hasta China, portan una forma mutante de la proteína TSHR sugiere inequívocamente que este cambio genético fue un paso importante en la evolución del gallo doméstico», afirmó el profesor Andersson.

Un segundo barrido selectivo se produjo en el gen TBC1D1, asociado con la obesidad en humanos. La proteína TBC1D1 participa en la regulación de la absorción de glucosa por parte de las células musculares.

«Nuestro estudio muestra que miles de millones de pollos de engorde de todo el mundo poseen una forma mutante del gen TBC1D1 y estamos decididos a identificar la mutación causante en este locus y desvelar el mecanismo molecular por el que influye en el crecimiento», explicó el Dr. Carl-Johan Rubin de la Universidad de Uppsala.

«Nuestro estudio tiene implicaciones directas para la cría de animales y aumenta la importancia del gallo doméstico como organismo modelo para la investigación biomédica, ya que poseemos la capacidad de reconocer genes asociados a cambios de rasgos fenotípicos», concluyó el profesor Andersson.

Para más información: Nature, Universidad de Uppsala e Instituto Broad. Fuente: Cordis

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