Hoy hemos tenido la oportunidad de poner nuestras manos (bueno, nuestros dedos, porque el cacharrito no permite más) sobre el recientemente lanzado iPod shuffle de tercera generación. Aclamado por unos y criticado por otros, está claro que el camino de Apple hacia la simplificación y sencillez de uso parece no conocer límites. En repetidas ocasiones nos hemos hecho de una frase leída a un columnista americano, a raiz de la presentación del iPod shuffle de primera generación (aquel que suponía la abdicación de Apple de todos los principios que había defendido con el iPod original: rueda de clic, pantalla, facilidad de navegación,…) para el iPod shuffle se eliminó todo buscando portabilidad.
Sin mandos, casi sin botones, pero con innovaciones. Mejoras de las buenas, de las que hacían que el anterior iPod shuffle se quedara corto, insuficiente. El anterior modelo está enfocado a todos aquellos que conocen al dedillo las canciones de su biblioteca. Que siempre saben lo que llevan en su iPod y no necesitan que les recuerden quién canta esto o qué canción es de aquellos. El primer contacto en iPodizados
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.