Apple se sube a las nubes a ritmo de Creedence, por Albert Cuesta

Tal vez seré el único, pero a mí no me decepcionó tanto la intervención de Phil Schiller ayer en MacWorld. Es cierto que no fue un espectáculo como los que ofrecía Steve Jobs, pero el modelo de ferias presenciales (que no el de convención de desarrolladores) está de capa caída en la era de Internet, y una empresa tan diversificada como Apple ya no puede ajustar sus ciclos de lanzamiento de productos a un par de actos por año, menos aún si uno de ellos está organizado por terceros.

De acuerdo, no vimos por ninguna parte el MacMini renovado ni el iPhone Nano, que caerá tarde o temprano, pero sí otras cosas que llaman la atención. Para empezar, la obstinación de Apple en ofrecer una alternativa propia a Microsoft Office. De los tres programas que componen iWork, diría que sólo Keynote se ha hecho hasta ahora un hueco entre los usuarios, mientras que Pages y Numbers siguen acumulando funciones sofisticadas pero sin atender aspectos tan básicos como la necesidad de guardar los documentos en formatos Office de manera nativa, sin tener que exportarlos.

Que Apple no es de este mundo lo indica también que se atrevan a lanzar un ordenador portátil al que no se le puede cambiar la batería. Con todo lo que les ha caído por hacer lo mismo en los iPod y los iPhone, es casi admirable la insistencia. Eso sí, si se cumplen las especificaciones de esta nueva batería, ésta durará más que el propio MacBook. De todos modos, el suplemento de 50 € por matizar la pantalla suena a chiste en un equipo que cuesta más de 2.500 €.

Más interesante es la anunciada apuesta por el cloud computing en forma del servicio iWork.com, que aspira a competir con Google Docs, que es gratuito mientras que Apple pretende cobrar por el suyo. Ya tiene razón Pedro Jorge cuando tuitea que se nota que saben los fans de Apple pagarían hasta por respirar. Lo que me interesa es ver sí y cómo se integrarán iWork.com y MobileMe.

Pero probablemente lo más significativo de la presentación de ayer sean las novedades relacionadas con el contenido digital. Por si alguien no se había enterado, Apple ya no es un fabricante de hardware, sino un gestor de plataformas integradas que hay que alimentar con datos que se venden en pequeñas dosis. Si la crisis hace que no nos compren tantos equipos de 1.000 €, les venderemos canciones, películas y hasta cursos de guitarra a precios de compra por impulso. Desde ayer, Apple aplica al catálogo de canciones de iTunes los principios de la larga cola establecidos en 2004 por Chris Anderson y no sólo vende los temas musicales a diversos precios, sino que les quita el DRM y los hace accesibles desde cualquier parte con el iPhone a través de conexiones móviles 3G.

La guinda son las clases de música vinculadas al nuevo Garage Band e impartidas a través de iTunes por celebridades como Sting, Norah Jones y el mítico John Fogerty, entre otros. Atentos al dato: estos cursos son el primer contenido propio de Apple que la firma comercializa a través de su plataforma iTunes. Habrá que estar atentos a futuros desarrollos en esta dirección.

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