Era última hora de la tarde; en la tienda no había nadie, pero se oían voces desde la trastienda, así que allí me metí. Cuatro personas estaban absolutamente asombradas con el primer Mac, trasteando con MacPaint. A uno le parecía particularmente llamativo el efecto “fila de hormigas” de la herramienta de selección. En el cuarto de hora que estuve allí, ninguno me prestó la menor atención. Estaban totalmente transidos, ausentes. Maravillados.
Ese día mi vida cambió, pero yo aún no lo sabía; unos meses después mi padre, de quien aprendí a soldar antes que a escribir, decidió comprar un ordenador para sus cosas, y ese Mayo entró un Mac de 128K en casa. Otros contarán más detalles; en mi caso, baste con que mi hermano, que entonces tenía 5 años, fue sorprendido cuatro días después jugando a matar tanques con el MacAttack: él sólo había descubierto dónde se encendía el ordenador y el modo correcto de insertar el disquete, lanzar el juego, etc. Esa máquina tuvo mucho trote, y aún hoy funciona… aunque su uso básico sea jugar al ajedrez.
Pasaron los años, me aficioné a volar con el Falcon, un simulador de F-16, fundé con unos amigos una publicación en el instituto… y eso me costó repetir curso porque en vez de estudiar estaba maquetando con el PageMaker.
El mundo es un pañuelo: en aquella época conocí a uno de los Microsiervos; eran tiempos de intercambio de disquetes como si de joyas se tratara, y donde las tiendas no sólo vendían Macs, sino que cumplían la función de hacer “vida social” y conocer otros usuarios. Eran tiempos heroicos en los que uno se pasaba una hora de conferencia interprovincial para mandar por un modem de 2400 bps el System y el Finder 4.3 a alguien que no conocías de nada en la otra punta del país “por hacer un favor”. Tiempos en que la gente compraba tal o cual accesorio a MacZone en USA mandando una fotocopia de la Visa por fax y esperando tres meses.
Me fui a la Universidad y acabé en un piso en el que éramos cinco, y donde había de todo: el amiguero, el que tenía Windows 95, el que se resistía a abandonar OS/2, el linuxero y yo. Con un par, montamos una red Ethernet que los uniera a todos, con servicio de ficheros compartidos, acceso a Internet, navegación, puente SLIP/Ethernet para que yo pudiera conectar, ya que no tenía interfaz de red en el Mac… de todo. Justo es mencionar que muchos de esos servicios los daba el linuxero, que solía tomarme un poco el pelo diciendo que tenía más CPU en su módem (un ZyXel que tenía un 68000 a 16 MHz) que yo en mi Mac (68000 a 8 MHz). Hasta que compré de segunda mano un IIci que aún anda por mi casa. El mundo sigue siendo un pañuelo: cinco pisos encima de mí vivía el alma mater de la LSPM.
Seguían siendo tiempos heroicos: aunque había posibilidad de acceder a Internet, los usuarios de Apple seguíamos siendo poquísimos y el cambio de plataforma era algo que debía sopesarse con mucho cuidado. En mi caso particular, cursando una carrera técnica, de no ser por SoftPC, SoftWindows, etc, me hubiera tenido que conseguir otra máquina sólo para cumplir mis tareas. Aún me acuerdo lo que tardaba en compilar un programa de apenas dos mil líneas, sólo para descubrir que tenía un fallo de sintaxis trivial en la última. Pero conseguí no comprar un PC.
Mediados de los 90: asistí a algunas de las calçotadas de Alberto Lozano, a quien saludo efusivamente desde aquí, y conocí a más usuarios “de toda la vida”, que ya empezaban a peinar kanas. Y también a otro de los Microsiervos. Empecé a usar IRC, a moverme por distintas listas de correo y grupos de news, fui un tiempo el mantenedor de la traducción al español de la FAQ de comp.sys.mac.comm, propuse la creación de es.comp.macintosh y empecé a trastear con Linux a instancias de mi (evangelizante) compañero de piso.
Y compré un 7600 de segunda mano. Tal vez el mejor Mac que haya tenido. Sin los remiendos de los primeros PowerPC y su placa híbrida NuBus/PPC, podía instalar en él lo que quisiera. Eran tiempos un poco menos heroicos: Se hablaba de unificar el hardware bajo una plataforma de referencia común (PrEP/CHRP), máquinas que, de un reinicio al siguiente, podrían correr MacOS, Solaris, AIX o WindowsNT. De hecho, hubo una versión de NT que corría en ciertas máquinas IBM muy, muy parecidas a mi 7600.
No todo era leche y miel: Apple era una empresa sin rumbo empresarial claro, los presidentes se sucedían y todos temíamos que nos pasara como a Commodore con su Amiga: un gran producto, una pésimo management. La cuota de mercado bordeaba el 3%, Windows95 se parecía suficientemente a la comodidad de uso del Mac y Microsoft tenía cuidadosamente guardada en el armario la versión de Office para Mac que le daría viabilidad comercial. A punto estuvo la empresa de cerrar, a pesar de adelantarse a su tiempo con productos como el Newton.
Y entonces la bomba: “¡Microsoft compra Apple!”. Escalofríos.
No se trataba de la cantinela tantas veces repetida en las revistas “de informática”: no se trataba de esnobismo, ni de vencedores y vencidos, no. Era la misma sensación que hoy sería “te vamos a obligar a usar Vista”.
Realmente Microsoft compró un 5% de masa social sin derecho a representación en el Congreso de Administración, a cambio de un acuerdo de intercambio de tecnología por cinco años y la liberación de nuevas versiones de Office. Con los años ha quedado claro que lo que Microsoft buscaba era comprarse barato un escudo contra el Departamento de Justicia estadounidense, que ya empezaba a hacer investigaciones por monopolio, y de paso obtener acceso a QuickTime, tecnología muy superior a lo que era DirectShow entonces, y después WindowsMedia. Para más detalles ver: A veces odio tener razón, por Luis Bou, Juez Jackson, por Luis Bou, Office para Mac, 150 Millones de dólares y la historia que nadie cubrió y El plan de Microsoft para eliminar QuickTime.
Fuí a las primeras CampusMac. Grandes risas, grandes amigos. Sacrificios rituales de PCs.
Entonces Jobs volvió. Como elefante por cacharrería.
Otra vez tiempos heroicos: migración a la brava a USB y Firewire. Un MacOS totalmente distinto. Después de la heroicidad anónima de quien escribió un emulador de 680LC40 en código máquina PowerPC en 1993, la pirueta de ejecutar OS9 sobre OS X. Otra transición. Desarrolladores como la mismísima Adobe amenazando con pasarse a Windows y que acabáramos de una vez. Máquinas de colorines, e insinuaciones psicodélicas.
Y cuando empezábamos a acomodarnos, nueva vuelta de tuerca: migración a Intel. Mucho se ha hablado sobre el tema, y yo sigo prefiriendo otras arquitecturas, pero lo hecho, hecho está. La primera consecuencia es que ahora es muchísimo más fácil hacer la prueba: si no te gusta el MacOS, instalas Windows y asunto resuelto.
Y al final, al final, con el rodar del tiempo, hemos vuelto al punto de inicio: desde “el ordenador para el resto de nosotros”, la máquina gráfica que cualquier niño podría utilizar, hemos llegado al mismo Unix del que salimos huyendo hace hoy 25 años, sólo que convertido en, quizás, el Unix más cómodo de usar del mercado. De evitar la limitada arquitectura Intel x86 a abrazarla sin plan B. ¿Rendición?
No: conquista. La cuota de mercado de Apple es la máxima de la historia, y no deja de crecer. Tras el harakiri de Microsoft con Vista, el Mac se presenta como una alternativa viable. Ya no son tiempos heroicos, pero el viaje ha merecido la pena. Y ahora, ¡a por ellos!
Me encanta el final:
Entre otras cosas, porque el Mac nunca se ha destacado por la potencia bruta, sino por la potencia en las manos del usuario. Y un Mac OS X sobre Intel sigue despertándose inmediatamente del reposo. Un Mac OS X sobre Intel sigue teniendo el modo “target” Firewire (si tienes Firewire ;-)). Un Mac OS X sobre Intel… no es más que Mac OS X.
…Por el saludo. Se corresponde.
Por cierto, las Calçotadas funcionan con pilas Duracell y la tradición dura, dura, dura…
El próximo 7 de marzo vamos a atacar la calçotada número 17 si no me he descontado.
Y proyectaremos un documental con unas entrevistas donde se verá que Apple no necesitaba los 150 millones de dolares que puso Microsoft.
Al final resulta que todo fue una operación de Marketing aunque parece que nadie se enteró ni nadie, menos quienes la pergeñaron, lo vio así.
Qué cosas…
…___Alberto
http://lozano.net
…….a por ellos, que son muhos y cobardes…