TDT: de nuevo perdiendo la oportunidad, por Carlos Burges

Desde hace varios años, previa a mi mudanza a tierras madrileñas, he sido un ávido consumidor de televisión de pago. Harto de los desatinos, agravios y sobredosis publicitarias de las cadenas “generalistas”, hoy en día, si se quiere ver algo parecido a una televisión interesante no queda otro remedio que pagar. Con el advenimiento de la TDT (acrónimo que significa Televisión Digital Terrestre) parecía que se había abierto una luz al final del túnel y que gracias a la infraestructura tecnológica de este nuevo estándar, la posible competencia entre cadenas iba a promover al menos una mejor televisión. Pero no es cierto. Es todo mentira.

La TDT, conforme se acerca el famoso apagón analógico es la misma televisión de toda la vida, sin corregir, pero con todos sus defectos aumentados por la lupa de la tecnología.

Con la apertura a los innumerables canales, las cadenas generalistas han lanzado sus propias versiones de segundos, tercos y cuartos canales, a los que se han añadido otros canales de televisión de las grandes productoras de contenidos, algunas cadenas independientes y más. No voy a entrar al paño de las cadenas independientes: luchan como salmones contra el mainstream de las grandes cadenas generalistas y en algunos casos, pese a sus filiaciones políticas, hacen una labor encomiable en su desempeño, pero son pequeñas islas frente al poder mediático de las grandes cadenas.

Las grandes cadenas han hecho lo que saben hacer: tirar de hemeroteca. En vez de ofrecer programaciones viables e interesantes se han dedicado a rescatar fondo de catálogo y a colocarlo en parrilla sin orden ni concierto. y cuando digo sin orden ni concierto es porque una de las características de la TDT es la posibilidad de pode consultar la programación de forma previa, es decir, poder saber “que se va a echar, y cuando”.

En la práctica, esta característica no funciona y ha perdido ya toda la confianza del usuario de TDT. Es de risa ver como en algunas cadenas prácticamente nunca lo que se está emitiendo coincide con lo que el decodificador anuncia, o simplemente la cadena no ofrece ningún dato al respecto. Consultar la programación futura es como tratar de que te adivine el futuro Madam “nosequé” con su línea 906; te lo puedes creer, pero luego jamás es así.

Esta maniobra es muy obvia, claro: si el televidente está desinformado, es muy posible que no cambie de canal. Si tiene la opción de poder saber que se va a programar en los siguientes 15, 30, 60 minutos o lo largo de todo el día, es capaz de dilucidar si ese día le interesa ver esa cadena en concreto o no. Y eso, para las mentes que se dedican a programar parrillas, simplemente es impensable. Claro, se pueden aducir problemas técnicos, pero los problemas técnicos se pueden arreglar, sean muy o poco difíciles de hacerlo. otra cosa es que convenga hacerlo.

Los contenidos, por otra parte, en algunos casos, llegan a la vergüenza. Además de la profusión de las teletiendas (cuestionables en algunos casos, pero legítimas) está la profusión de los concursos telefónicos (legales, pero moralmente muy cuestionables). Todo ello mezclado con material antiguo (mucho de el, muy aceptable, si estuviera bien programado y correctamente anunciado) y en algunos casos, simplemente con basura.

Es evidente que los grandes canales generalistas no quieren crear pequeños monstruos que como Saturno devorando a su hijo, les roben cuota de mercado a las infumables programaciones que emiten, y por eso intentan por todos los medios crear una sensación de cajón de mercadillo donde no queda claro (salvo contadas excepciones) si una serie que vistes hace algunos años (y que te gustó mucho) la vas a poder seguir viendo la semana que viene por la intencionada debilidad de las parrillas. Más que una oferta ampliada, todas esas cadenas parecen un embudo que te llevan hacia las “cadenas estrella” porque uno, cuando las ve, tiene la sensación de estar pisando un terreno poco firme y cenagoso.

Si a todo esto sumamos la falta de “cintura tecnológica” de la CE y del Gobierno Español para forzar a los innumerables fabricantes de terminales de TDT de ofrecer interfaces consistentes en sus sintonizadores … simplemente se llega un punto en que encender la televisión es como un Safari en el que un día puedes cazar un León, pero seguramente te llevarás una par de perdices, o te volverás a la cama con las manos vacías.

Luego, los grandes estudios cinematográficos se preguntan porqué el índice de descargas de películas y series se disparan y siguen subiendo pese a todos sus intentos por frenarlos. La gente no es tonta y quiere una televisión a la carta, elegir los programas que le apetece ver y no lo que te meten “inyectado” a presión sazonado con cientos y miles de anuncios cada 20 minutos. La época en el que la gente era una masa que se sentaba a ver “lo que le metieran por los ojos” se ha acabado y si ellos no son capaces de buscar un modelo de negocio alternativo que pasa, entre otras cosas, por mejorar notable y consistentemente la TDT, seguirán teniendo problemas porque la televisión “de pago” todavía es (y seguirá siendo) muy cara para el bolsillo del españolito medio.

Y mientras, el Canal de Historia, la Fox, Buzz o Animax (entre otros ejemplos variados) de canales de televisión (de pago, pero con una clara vocación de nicho) verán como sigue aumentando su audiencia (hasta en un 400% en algunos casos) porque han encontrado su modelo de negocio y su posición en el mercado y al menos ofrecen una programación que te puede gustar o no, pero es un tanto mas honrada que la telebasura general que se vende como “top gama”.

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Anónimo
Anónimo
15 years ago

Y todo esto sin empezar a hablar de la locura que son los formatos de emisión, una oportunidad perdida de comenzar las emisiones en 16:9, tomando material original en este formato y recortándolo a 4:3 para que luego los televisores tengan que estirarlo de nuevo.

Anónimo
Anónimo
15 years ago

Hola, un texto muy elegante y muy real. Me recuerda mucho al cambio de pesetas a euros o en la ley que obligaba a llevar el chaleco y el tríangulo en el coche – en el cambio hubo alguien que ganó mucho dinero.
Yo he optado por no mirar TV, no puedo permitirme el lujo de pasar el rato esquivando basura cambiando canales, así que opto por apagar. Sé qué días hacen algo interesante y punto, el resto es basura. Tristemente la tv es la reina de los medios, no necesitas ni saber leer, ni saber escribir, basta plantarse delante y a todos – sea cual sea el nivel intelectual – se nos queda la misma cara.
Mi voto es apagar la tv y buscar otras opciones. Aunque suene a utopía voto por leer, escuchar música, etc. En definitiva, modelos alternativos al consumo masivo de tv, mejora mucho la salud mental!!!

Saludos

Anónimo
Anónimo
15 years ago

De nuevo, dando en la diana.

La televisión actual es basura. Hace unos meses pude disfrutar durante unos cuantos días la televisión por cable y sinceramente “no me podía creer lo que veían mis ojos”. Sin casi anuncios. Grandes series. El canal de Historia!!! pero que pedazo de canal!!! Odisea!!! lo mismo!!!. No tuve la necesidad ni un solo minuto de cambiar de la primera a la sexta. Ahora ya no enciendo la tele y …. ahora entiendo esos documentales de “el vídeo de la semana”.

Anónimo
Anónimo
15 years ago

Unos meses atrás, estuvimos viendo la TDT en casa de unos amigos. La conclusión fue que eso era pura y simplemente la basura de siempre corregida y aumentada. En Navidades de 2007 nos regalaron un decodificador de TDT: lleva más de un año en el fondo del armario sin abrir.

Mientras no se ofrezcan contenidos de calidad televisiva y técnica, léase en alta definición, seguiremos usando nuestro receptor de televisión para ver contenidos a través del DVD y de la conexión al ordenador.

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