En la liga de Apple sólo juega un equipo: Apple Inc., por Alf

El polvo se ha posado, la tinta se ha secado, y quien más quien menos ya tiene una idea formada sobre la situación de Apple en el mercado y la visión que tiene de su linea de productos.

Si hay que extraer conclusiones, creo que éstas serían las más importantes.

El Equipo

Apple es mucho más que Steve Jobs, y -aunque ya se había apuntado en esa dirección en presentaciones anteriores- la última convocatoria de prensa para hablar de productos se utilizó para presentar a los “espadas” que están moviendo los hilos detrás de ese insuperable escaparate que Steve Jobs.

Phil Schiller, Jonathan Ive, Tim Cook, cada uno responsable de su área (no olvidemos las presentaciones del iPhone, donde todo el peso cayó sobre el responsable de la división -Scott Forstall)… Apple es mucho más que Steve Jobs, y no quieren que esto se olvide. Steve puede estar en Apple un año, dos o veinte (hasta acabar como nuestros entrañables Statler y Waldorf, mirando todo desde el palco -esperemos que nunca acabe como Wozniak), y Apple seguirá funcionando, presentando productos dirigidos a un público que han identificado mil veces en público. Lo que nos lleva a la segunda conclusión.

La gama

Apple ha decidido deliberada y conscientemente, no ser todo para todo el mundo. Hay mercados donde ha decidido no estar, precios que ha decidido no utilizar, y productos que ha decidido no fabricar. Y no tiene nada de malo, aunque frustre a muchos usuarios que querría que les dieran productos caros a precios baratos. No es así. Apple ha decidido fabricar productos con valor añadido, y sólo está dispuesto a vendérselos a quienes estén dispuestos a valorarlo -y a aceptar que eso cuesta más dinero que otros productos con las mismas funcionalidades pero sin valor añadido.

También es cierto que eventualmente el mercado puede obligarles a “bajarse del burro” y hacer una concesión. Les pasó en el mercado de sobremesa con el Mac Mini, en el mercado de los reproductores con el iPod shuffle, y recientemente, en el mercado de los portátiles con el MacBook blanco (y la presión por un portátil de menos de 1.000 dólares).

Recuerdo la frase de un comentarista que “leía el pensamiento” de Jobs con la pregunta retórica: ¿Cuándo un iPod es un iPod? ¡Cuando yo lo digo!” -se refería a la abdicación de todo lo que hace un iPod (ni pantalla, ni rueda de clic…) para sacar el iPod shuffle. El mercado manda. Por que Apple lo que quiere es ganar dinero. Y así nos dirigimos al siguiente punto.

El negocio

Una de las frases con las que se suele responder a diversos tipos de usuarios que quieren ver algún tipo de ideología concreta, de bondad, o incluso de avaricia (por lo caro de sus precios) en Apple, suelen incidir en el mismo aspecto. Son habituales frases del tipo: Apple no es una ONG (en realidad debería decírseles OSAL -Organización Sin Ánimo de Lucro-, porque hasta faq-mac es una Organización No Gubernamental), Apple es una empresa y está para ganar dinero, etc. Ya captáis la idea.

Una de las cosas que han quedado claras en esta última presentación, y rematadas en la conferencia de resultados celebrada unos días después, es que Apple tenía razón al eliminar el “Computer” original de su nombre. Su negocio está tan diversificado hoy en día, que -para desesperación de los usuarios más añejos- centrarse en el ordenador sería una limitación de visión empresarial imperdonable.

Cuando Jobs decía que Apple eran tres patas, para variar, no mentía: en las últimas cuentas presentadas, si el iPhone no se incluyera en la contabilidad como suscripción (es decir, las ventas de iPhones, como las de AppleTV, se distribuyen a lo largo de un periodo de tiempo en vez de contabilizarse de una vez, como ocurre con los ordenadores y el iPod) habrían supuesto un 34% de los ingresos de la empresa. Así que efectivamente, Apple tiene tres patas y las tres casi con la misma longitud/importancia: negocio informático (Macs), negocio musical (iPods+iTunes), negocio de telecomunicaciones (iPhones).

Es obligación de Apple empujar simultánea y constantemente todos los frentes para que todos sigan siendo tan extraordinariamente rentables como hasta ahora. Para los nostálgicos de los tiempos del Apple Computer, podemos decirles que deberían ver el vaso medio lleno. Hoy en día es improbable que Apple se hunda o desaparezca, ya que sus raíces están plantadas en varios jardines, capaces de inyectar savia en sus compañeros si las cosas se torcieran en alguna de las otras divisiones. Claro, que también podrán argumentar que esa diversificación es la que les podría permitir “matar” la división informática si ésta deja de tener sentido. Pero eso es algo que ocurriría con y sin iPhone, con y sin iPod. Si la división informática se hunde, cerrará. Y punto. Pero queda claro que con un tercio de su facturación apostada en el empeño, Apple no tiene ningún interés en que eso ocurra, al contrario.

En la liga de Apple sólo juega un equipo: Apple

Por su propia ideología y forma de enfrentarse a los mercados, Apple normalmente es su propia competencia, su más feroz enemigo. Su deseo, puede que su necesidad, de superarse a sí misma, le han llevado a presentar productos que han fracasado, a matar productos que triunfaban, y a abandonar productos que tienen una base de usuarios fieles.

Lo que ocurre cuando un equipo juega contra si mismo es que acabas metiéndote goles en tu propia portería. Es uno de los problemas de la endogamia, que uno acaba por no ver más allá de su propio sexo.

En el caso de Apple, no sólo es el único equipo en el campo, sino que también es el árbitro, e incluso la afición.

Así que Apple (como en el caso del Alcoyano) tira el córner y corre a rematarlo. El problema es que también es su portería (y su portero) y el gol que sube al marcador va en su contra.

Así, puede decidir desterrar las pantallas mate incluso aunque le cueste clientes, al tiempo que invierte cantidades ingentes en solucionar un problema que nadie sabía que lo era -y crear un estilo de carcasa radicalmente diferente a lo que hace el resto de la industria.

Puede atacar con toda la delantera y sacar un sorprendente e innovador monitor para sus portátiles (de los que estoy seguro que se va a hinchar a vender) y al mismo tiempo penalizar a buena parte de su base de clientes dejándoles sin el conector neurálgico de sus periféricos.

Tal vez debería extenderme un poco más sobre estas novedades:

MiniDisplay Port, el nuevo USB

Para los recién llegados, el mundo nació con un conector USB en el trasero, pero no es así. La tierra Maquera se conmocionó cuando al poco de llegar (volver) Jobs a Apple apareció el iMac mandando al limbo todos los conectores tradicionales y propietarios de Apple. Todos los periféricos, teclados, ratones, impresoras, escáneres, … dejaron de funcionar con el iMac, porque no tenía puerto donde conectarlos. Había que comprarlo nuevo (al lado de esto, la supresión de la disketera era casi una infantilada).

Todos nos mirábamos sin comprender cómo podía hacer eso Apple. Abandonar a toda su base, dejándola tirada con un montón de cacharros convertidos en inservibles piezas de museo. Dos años después, nadie se acordaba. Hoy en día, aquella decisión de Apple de apadrinar el estándar USB rescatándolo de los suburbios informáticos para ponerlo en primer plano, nos ha costado todo el Firewire en los MacBooks y el FireWire 400 en los profesionales.

¡Ah, el FireWire!

FireWire, del aficionado al pro

Hace no tanto tiempo, escribí una columna de opinión llamada “Que desaparezcan el MacBook y el MacBook Pro”, en las que sostenía que la potencia de las máquinas portátiles actuales hacía innecesaria la segmentación de un mercado consumo y profesional, y que Apple debía fundirlas en una sola y dejar que prestaciones y precio cimentaran la decisión de compra en función de las necesidades de cada uno.

Bueno, Apple ha mantenido la nomenclatura, pero la fusión estética de ambas gamas puede decirse que efectivamente esa diferenciación no existe. Son las prestaciones y la capacidad adquisitiva lo que decidirá a cada uno por el modelo que va a utilizar.

En este caso, Apple ha trazado la raya divisoria en el puerto Firewire. ¿Eres profesional o utilizas aparatos FireWire? Pásate al Pro. Si no, seguro que puedes vivir sin él.

Pantallas brillantes como el futuro de Apple

Otro de esos goles que a Apple no parece importar que entren en su propia portería. Todos los profesionales de la fotografía y el vídeo/cine, que Apple ha jaleado con Aperture y las versiones de Final Cut (Express y Pro), se encuentran de repente con que su equipo de elección cambia de color según el techo que les ilumine, o que todo depende de si está nublado o hace sol.

Las pantallas brillantes son impresionantes (qué bonita rima) qué duda cabe, pero no sirven para un trabajo profesional de campo que dependa del color. Las razones por las que Apple mantiene la posibilidad de una pantalla mate exclusivamente en el modelo de 17 pulgadas son inescrutables, y tal vez sólo dure lo que tarden en presentar la nueva versión con el trackpad actualizado.

En última instancia, la elección de las pantallas brillantes sin posibilidad de elección no hacen sino certificar que el mercado de consumo es tan abrumadoramente mayoritario que la pérdida de una parte del mercado profesional no hace mella en la cuota de crecimiento. Efectivamente, puedo escuchar vuestros gritos, el mercado profesional (que no el informático) es cada vez más relativo en las cuentas de resultados de Apple. No importa perder cuota de mercado profesional (posiblemente ya cautivo por las soluciones de software) si a cambio se impresiona a más consumidores con el color, brillo y pantalla de los nuevos portátiles.

Por qué no comprar estos portátiles

No quiero ser catastrofista: si necesitas un portátil, cómpratelo mejor hoy que mañana, porque cuanto antes lo tengas, antes empezarás a trabajar más rápido, mejor y más contento estarás contigo mismo.

Pero si no lo necesitas, si estás en modo “apetece”, no lo compres. Y te digo por que:

Desde mi punto de vista, son un modelo de transición entre tecnologías. Prácticamente todos los estándares de comunicación están a punto de sacar nuevas versiones:

Conclusión

¿Son los nuevos MacBook y MacBook Pro grandes productos? Sin duda. Harán felices a decenas de miles de usuarios. Pero lo anteriormente expuesto quiere decir que estos portátiles, a pesar de la fanfarria de Apple, podrían haber nacido prácticamente obsoletos, o al menos con unas mejoras inminentes que Apple, como empresa que basa su proposición de valor en el liderazgo tecnológico, está prácticamente a adoptar en vanguardia, convirtiendo estos modelos en modelos de transición.

Y porque Apple es la única empresa que compite contra Apple, es capaz de conseguir las máximas luces y las más abisales sombras bajo un mismo paraguas. Sólo una empresa empeñada en conseguir lo máximo con lo mínimo es capaz de asombrar y decepcionar a todo el mundo al mismo tiempo.

Nuestro trabajo es levantar un poco la mirada y ver más allá. Al fin y al cabo, con nuestros errores y fallos, para eso estamos aquí, ¿verdad?

Seguiremos informando.