Si Apple Watch no es un éxito rotundo, Tim Cook tendrá que irse

Tim Cook ha hecho un trabajo fantástico llevando a Apple a la nueva fase y dejando a Steve Jobs en el papel de fundador y pilar ideológico de Apple… pero nada más. Ahora es “su” empresa y la lleva como mejor piense. En diferentes ocasiones ha establecido que los productos que se presentan ahora son posteriores a la era Jobs, asumiendo él toda la responsabilidad, el éxito y, si se tercia, el fracaso.

Cuando presentó el Apple Watch se refirió a que era un producto en el que llevaban trabajando tres años (casualmente el tiempo que hace que Jobs falta) y lo mismo es de esperar en futuros anuncios. Ahora la responsabilidad es de Cook y no está dispuesto a aceptar por más tiempo la paternidad ideológica del visionario fundador de Apple. 

Bueno o malos, los productos ahora son fruto del equipo, la organización y el sudor de la era Cook. Para mi, es exactamente lo que debían hacer,  y -aunque se le sigue echando de menos- Steve Jobs parece una figura del pasado, cerca pero a la vez lejos de esta nueva etapa de grandes fichajes y mayor apertura a la sociedad.

Ya en un artículo anterior reflexionaba si tanta personalidad (por más bien avenida que estén) serán capaces de crear productos que “posean” la categoría en la que entren, o si -como apuntaba- demasiados cocineros estropearán el pastel, porque falte la voz tiránica por la que se medía el universo (o sea, la voz de Jobs, a la que todo lo que no le gustara “le importaba una mier**”). Tim Cook es muy consciente de sus fortalezas, pero también de sus limitaciones, y por eso se está rodeando de autoridades indiscutibles en sus respectivos campos. Pero ¿podrá Tim Cook decirle a Angela Ahrendts “No”?, aceptará Jonathan Ive un bloqueo por parte de Cook en algo en lo que esté convencido de que debe ser así? ¿discutirá Craigh Federighi con Tim sobre actualizaciones o nuevas características si a éste no le convencen? El tiempo lo dirá, pero está claro que Cook debe afilar cada mañana la cuchilla del “gestor de personas” para sentarse en su silla y mantener a todas contentas y tranquilas trabajando en armonía.

Sin embargo, la primera prueba real de su capacidad para llevar el timón de la nueva Apple hacia nuevas categorías que anteriormente le eran ajenas será el Apple Watch. Sus gestos de triunfo al haber llegado sano y salvo al anuncio del reloj de Apple en la últma keynote celebrada hasta el momento le delataban hasta qué punto era un éxito haber llegado a esa orilla, pero la “prueba del algodón”, la validación definitiva de su aptitud para el cargo que Jobs le entregó en bandeja, serán las ventas del aWatch.

En estos momentos tal vez la idea más aposentada en el discurso sobre Tim Cook es que disfruta de un “liderazgo indiscutido”, pero no ha sido así desde el principio. Le ha costado meses de ejercer presión pertinaz sobre la empresa para llevarla donde él quería: más filantropía, más responsabilidad social, más responsabilidad ecológica, todo sin descuidar el ponedero donde surgen con regularidad anual los huevos de oro que lo hacen todo posible.

Sin embargo, si el Apple Watch no mantiene un curso de ventas sostenidas (no hace falta que sean mayúsculas, sólo que se sostengan en el tiempo) más allá de los incondicionales y fashionistas  que aceptarán todo lo que saque Apple sin preguntas adicionales, la situación puede revertirse a toda velocidad.

Ya de por si analistas y prensa tienden a considerar la trayectoria de Apple una increíble cadena de golpes de suerte insostenible en el largo plazo, y esperan agazapados la oportunidad de poder proclamar que Microsoft (bueno, estos ya no) o Google, o Samsung, han vuelto a poner las cosas en su sitio, y que eso les da la razón desde el principio. Si el primero producto nuevo que lanza la Apple de Tim Cook no es un éxito como ellos han augurado, no habrá piedad con su capacidad de liderazgo, y las dudas y criticas que cercan todo lo que Apple hace arreciarán, dañando, en el medio y largo plazo a la empresa.

Por eso si el Apple Watch no es un éxito indiscutible, Tim Cook debería marcharse. Por otro lado, estoy en España, y aquí sabemos que da igual los méritos que hagas, nadie se va nunca por su propio pie. Así que tampoco sería raro que se quede. ¡Caramba! ¡empiezo a sonar como un analista, jugando en los dos bandos!

Tim, si no triunfas vete.

Bueno, no.