Apple y la tranquilidad de Manolo

La historia que voy a contar aquí es real, aunque el nombre del protagonista es inventado para proteger su privacidad. No es que haya nada oscuro que tapar pero creo que la privacidad debe ser algo a aplicar por defecto. Creo que, quizá, he explicado esta historia, o partes de ella, en capítulos del podcast, pero la voy a contar aquí con la tranquilidad de la escritura. 

Manolo ahora está jubilado pero hace unos años, cuando empieza esta historia, estaba en activo. No estaba acostumbrado a la informática, pese a que trabajaba principalmente en tareas de oficina, y tampoco quería saber nada de ella. Tenía sobre finales de la cuarentena y principios de la cincuentena y se consideraba demasiado viejo para aprender a usar esas cosas, así que mejor seguir con la calculadora, con la máquina de escribir y con los archivadores en papel. 

En una ocasión, en una pequeña empresa se deshicieron de dos viejos PC de los años 80 y un familiar decidió cogerlos. Entre ambos monté un PC funcional y se lo instalé a Manolo para que probase eso de la informática. Aquello iba con MS-DOS y con programas en entorno texto. No consigo recordar que “paquete integrado” [algunos no saben ni de lo que hablo] pero le permitió usar un procesador de texto, una hoja de cálculo… lo que suponía un enorme avance con respecto a la forma de trabajar anterior.

En poco tiempo, Manolo le cogió el gustillo a eso de la informática (todavía no se había puesto de moda Internet). Estamos a principios de los 2000 y decidió que quería comprarse un ordenador para casa. En aquella época lo habitual era un ordenador con Windows 98 o 2000 (no recuerdo bien en aquel caso), una torre, un monitor de CRT… [quizá, de nuevo, algunos no sepan de lo que hablo] que creo que costaba sobre los 1000 € (o quizá incluso 200.000 pts). 

El señor Manolo tenia hijos jovencitos y aquel ordenador no duro unas semanas. Entonces hubo que arreglar cosas (problemas de software, como siempre). Y aquel ordenador se volvió a estropear, no iba, iba muy lento…, creo que no llegaba al mes funcionando, y creo que era sobre todo por los chicos. 

Yo me fui, y conmigo el servicio técnico gratuito. Así que lo llevó a la tienda donde lo compró para hacer el mantenimiento habitual para que aquello funcionase. Pero claro, en esta ocasión, pagando. Y así otra vez… y otra vez hasta que decidió no pagar mas. Y aquel ordenador se quedó ahí muerto de asco. 

Era un tema algo triste ya que a aquel señor le gustaba usar el ordenador, pero no era capaz de tener algo que funcionase a un precio razonable (sin estar reparándolo cada poco tiempo). 

Usaba el ordenador del trabajo, y con sumo cuidado, al llegar Internet de no liarla, porque ese era un ordenador serio, de trabajo. Así que navegando con mucho miedo y con muchas protecciones. Pero aquello le gustaba. Y allí se pasaba las horas, incluso después de jubilarse. Siempre pensé que era muy triste lo que de no pudiese disfrutar de algo que le gustaba tanto en su propia casa. 

Más adelante tuvo nuevos encontronazos con la tecnología. Ahora era la época de los móviles Android y de los primeros nietos. Y claro, los nietos quieren el móvil y los abuelos se los dejan. Hasta que empezaron a llegar facturas de teléfono desorbitadas debido a compras que habían hecho los nietos. El importe de esas compras venía en la factura de la compañía (no recuerdo cual exactamente, sé que era alguna de las grandes, creo que Movistar, aunque cambió de compañía más adelante y se repitió la historia). Movistar se desentendía y, como mucho, le permitieron bloquear los servicios premium para que no le siguiesen cobrando, pero lo que ya había gastado, lo tuvo que pagar. 

¿Os imagináis el sentimiento de una persona que no sabe como ni porqué pero de golpe aparece un facturón? Es vivir con miedo a la tecnología.

Y más adelante, uno de sus hijos, le regaló un viejo iPhone 6 que ya había dejado de usar, y que es el que usa actualmente: sí, un teléfono de 10 años, que ya no se actualiza pero que sigue funcionando perfectamente. Para que luego digan de la obsolescencia…

Pues bien, recientemente le volvió a entrar el gusanillo y me preguntó si podíamos poner en marcha aquel ordenador que se había comprado… pues no se había usado nada. Jejej. Un ordenador de 25 años. Le quité la idea de la cabeza, es algo impensable, y le hice a la idea de que se comprase algo actual. 

Conociendo el historial, tenía claro que debía comprarse un iPad.

La tranquilidad del iPad

Por el precio de un iPad podría comprarse un PC, y creo que los hay más baratos, pero, ¿quien le va a estar haciendo el mantenimiento? Además que tendrá que instalarse un antivirus y demás medidas. Y eso sólo garantiza un mínimo, ya que al poco tiempo irá mal, irá lento… y este usuario no sabe mantener un ordenador. 

Podría comprarse un Mac, pero el Mac no es tan seguro con el iPad. La App Store es una gran medida de seguridad para los usuarios de iPhone e iPad (o lo era hasta ahora que la UE está metiéndose) ya que garantizaba que no podría instalarse malware, virus ni demás ni queriendo. En un Mac puedes llegar a instalar malware si te lo descargas, lo ejecutas y le pones la contraseña de administrador, así que, aunque sea difícil, se puede hacer. Y los “malos” son muy eficaces con la ingeniería social y engañando a los usuarios, así que necesitaba algo que me diese total tranquilidad de que no la iba a liar ni queriendo.

Es verdad que aún queda el Phising, pueden robarse el usuario y la contraseña de un servicio engañando al usuario, pero el iPad el nivel de seguridad más alto que podría conseguir. 

Así que, hace casi un año (no recuerdo cuantos meses) fuimos a comprar un iPad 10 junto con una funda teclado de Logitech. Por poco dinero tuvo un dispositivo super potente, versátil (podría usar en la mesa, pero también en el sofá, en la cama… pues el teclado Logitech se desconecta y conecta fácilmente), y sin ninguna preocupación. Ah, y sin gasto en antivirus ni en licencia de Office, ya que tenía Pages, Numbers… incluido. 

Han pasado lo meses y no ha dejado de usarlo, como un niño con juguete nuevo, ya sin miedos, con total tranquilidad. En todos estos meses no ha habido ningún problema… hasta que llegó uno. 

Resulta que, desde el iPhone, le avisaron que no le quedaba espacio de almacenamiento de fotos y debía bajarse una aplicación para hacer sitio. Evidentemente era un engaño pero nuestro usuario cayó en la trampa. La aplicación, de la App Store, le cobraba 3,99 € a la semana. 

Me avisó cuando habían pasado dos semanas y le dije como darse de baja, pues es lo más sencillo: vas a Ajustes > tu usuario > Suscripciones, y desde allí se daba de baja sin ningún problema, sin ninguna pregunta. Sólo esto ya vale oro, porque en otros servicios, sólo dar con la forma de darte de baja, conseguir tramitar la baja, etc… es un infierno. 

Pero ya le habían cobrado dos semanas. Así que busqué como solicitar la devolución y encontré este artículo de Apple en la primera posición de los resultados. Sólo tienes que ir a reportaproblem.apple.com, pedir reembolso e indicar un motivo de la lista, no tienes que dar explicaciones, enviar pantallazos ni nada. En menos de 72h tuvo el dinero devuelto en su cuenta bancaria. Esto es, de nuevo, oro, ya que intenta hacer eso con cobros en otros servicios, como ya le pasó en el pasado con su compañía telefonica. 

En resumen

En la informática la diferencia no está solo en los MHz, en los MB o en los píxeles de la pantalla, no todo se mide por las especificaciones técnicas.

La tranquilidad del usuario es otro punto con mucho valor, poder usarlo sin miedo a que robos o infecciones tendré por pulsar en un enlace…

El tiempo de mantener un equipo también es importante, el tiempo vale dinero. Ya hace mucho años que decidí que el ordenador debía servirme a mi y no yo al ordenador. Si ya en un Mac el mantenimiento es casi cero, en un iPad simplemente… no es.

Luego los demás costes: pagar antivirus (lo pagas dos veces, el importe económico y la pérdida de rendimiento del equipo todo el tiempo), que si la licencia de Office, etc…

En el caso de este ejemplo, como muchos que he visto, la tranquilidad no tiene precio, y tengo claro que, para muchos usuarios, el iPad es la solución ideal.

Alguien podría decir que el usuario debe aprender a usar el ordenador y mantenerlo, pero creo que el ordenador debe ser una herramienta al servicio del usuario y el mantenimiento debe ser nulo o casi nulo. 

Yo me manejo un poco mejor en este mundillo, MS-DOS y Windows han sido mi sistema personal durante muchos años hasta que cambie a Mac. Pero después, Windows ha seguido siendo mi sistema en el trabajo, así que lo uso muchas horas todos los días, no hablo de oídas. Podría tener que preocuparme de donde conseguir las aplicaciones, escaparme de páginas web que te intentan engañar, que esas aplicaciones estén limpias, pagar por un antivirus o si no me fio… pero prefiero delegarle esa tarea a otros, dejar de trabajar para el ordenador, que trabaje él para mi. En este caso, el trabajo lo hace la App Store, se encargan de quitar basura, revisar las aplicaciones, etc… que dediquen ellos su tiempo, que el mio está ocupado, además de que tienen más conocimientos y medios que yo para hacerlo bien.

¿Se ha acabado la tranquilidad?

Con los recientes cambios de la Unión Europea, obligando a admitir tiendas de terceros, ¿podré seguir tranquilo? ¿podré seguir recomendando un dispositivo con el que no van a liarla ni queriendo? ¿Donde si finalmente pasa algo se podrá deshacer el problema con un simple trámite de 3 clicks?  

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rfacal
27 days ago

Muy bueno y muy claro

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