Primeras impresiones con el MacBook Pro de 14″

Esta semana ha llegado a mis manos, después de una larga espera, mi nuevo MacBook Pro de 14”.

Ha sido, en cierto modo, una sorpresa, ya que lo había comprado en la Apple Store por Internet y me daban un plazo de entrega de aproximadamente un mes. Cuando estuve en Rosellimac para grabar el desembalaje de las primeras unidades MacBook Pro, cuál fue mi sorpresa que tenían disponibilidad del modelo que estaba buscando. Así que anulé mi reserva y lo compré directamente en allí.

Larga espera

Hace años que estoy esperando un Mac con procesador propio, desde que pude ver cómo mi iPad se movía con mucha más soltura editando video que mi MacBook Pro i7 con 16 GB ram y disco duro SSD. 

Tenía claro que algo no encajaba, que el hardware de la propia Apple era muy superior (teniendo en cuenta además que estábamos hablando de un dispositivo mucho más pequeño, un iPad, sin ventilación, que funciona baso en batería todo el tiempo… 

Así que me dije a mi mismo que ese MacBook Pro Intel i7 era mi último Mac hasta que sacasen uno con procesador propio. En aquellos tiempos (2015) algunos ya hablaban de esa posibilidad, pero como algo muy remoto. Incluso era motivo de mofa por parte de algunos podcasters. 

Poco después Apple empezó a suplir las carencias de Intel con procesadores propios, los T1 y T2. Eran procesadores de apoyo que se encargaban de tareas específicas, como cifrar y descifrar la información que se almacenaba en el disco duro, o comprimir y descomprimir vídeo H265, un formato mucho más avanzado y optimizado para almacenar y transmitir vídeo. Y, esta situación, me reforzaba más en la creencia de que Apple tenía que sacar un procesador propio. 

Por suerte yo no tenía prisa, mi Mac Intel, pese a ser tecnología estancada, funcionaba muy muy bien. 

Hasta que en 2020 Apple sacó, por fin, ordenadores con procesadores propios, los M1. 

Aunque la presentación fue muy ilusionante y espectacular, bien podría estar inflada con estrategias de marketing y publicidad, como hacen la mayoría de vendedores. Sin embargo la realidad fue superior a la presentación,  la gente empezaba a recibir las primeras unidades reales, a probarlas, y los resultados eran mejor de lo esperado. 

Apple había presentado un plan para cambiar todos sus ordenadores de Intel a Apple Silicon en 2 años. En este momento estábamos viendo los equipos más bajos de gama, los menos potentes, y sin embargo dejaban por tierra a equipos Intel de los más potentes en muchas tareas. 

Para mi, aún más sorprendente que su potencia, era su eficiencia energética, un consumo tan bajo que incluso le permitía construir un Mac sin ventilador. Ya hubo un MacBook Intel sin ventilador, pero llevaba un procesador de risa. Ahora estamos hablando de ese mismo procesador que barría los Intel. 

Lo reconozco, soy un enamorado del MacBook Air, por su tamaño, su ligereza, y por no llevar ventilador. 

Sin embargo estábamos ante los primeros Mac con Apple Silicon, ¿cómo serían los Pro y los siguientes modelos que faltaban? 

Así que me resistí, no lo compré, y tuve que esperar un año a que apareciesen los nuevos MacBook Pro. 

La verdad, que aún después de aparecer los nuevos modelos, la decisión no ha sido fácil. El MacBook Air sigue robándome el corazón, pero finalmente he optado por el Pro de 14”, que prácticamente tiene el mismo tamaño y solo 300g más de peso. Con este modelo además tengo una pantalla espectacular y un hardware superior, que, para alguien que no cambia el Mac desde hace 8 años, da más posibilidades de que sea útil muchos años.

Primer contacto

Abierto el Mac (lo podéis ver en el vídeo que preparamos) comenzamos el proceso de instalación. 

La pantalla, por defecto, aparece algo apagada, lo que me extraña al tratarse de una tecnología que puede alcanzar los 1.600 nits, que tiene un brillo muy alto, pero tocando la tecla F2 (subir brillo de pantalla) he podido ver que estaba ajustado muy bajo, y que acercándome a la mitad ya brilla mucho. 

El teclado es muy agradable, mucho más agradable que mi MacBook Pro de 2014. Es algo menos duro y muy cómodo para escribir rápido. 

El proceso de instalación ha sido muy muy rápido, en unos minutos ya estaba con mi sesión iniciada. 

Me han mandado un mensaje de iMessage y se me ha abierto al instante. Como el equipo es nuevo no tengo el historial de mensajes anteriores. Recordemos que iCloud permite tener los mensajes de iMessage almacenados en este servicio, cuya principal ventaja es que tienes los mensajes iguales en todos tus dispositivos. Aunque yo uso iMessage en iCloud, macOS no me lo ha activado, por lo que he tenido que ir a activarlo a preferencias de iMessage. Al hacerlo, han comenzado a aparecer mis mensajes anteriores. 

Sin haberme puesto a hacer nada he revisado el uso del procesador con “Monitor de actividad”. Por lo que veo, los núcleos 1 y 2 del procesador están casi al 100% mientras que el resto se usa esporádicamente. Revisando los principales procesos he visto que uno de ellos es la Fototeca, y es que está descargando en segundo plano todas mis fotografías. Como puede verse, de esto se encargan los núcleos de alta eficiencia. 

Pese a estar muchos minutos así (aquí la velocidad de la conexión a Internet es clave) el ordenador está prácticamente frio. Busco con las manos, tocando las partes de aluminio del mismo, sobre todo en la zona aledaña a las teclas de función (donde mi antiguo MacBook Pro Intel quemaba) y se nota que no está frio, pero tampoco se nota nada de calor. Evidentemente, los ventiladores aún no los he escuchado, de momento, hace el mismo ruido que un iPad… ninguno. 

El sonido de los altavoces integrados es espectacular desde el primer momento, desde que levantas la tapa del ordenador por primera vez (tenemos el típico sonido de arranque de Apple). Pero al poner un vídeo (un trailer de Apple TV+, por ejemplo) además de bajos tenemos el efecto de audio espacial, que sin llegar a ser como un equipo Home Theater 5.1, se nota muy bien cuando el sonido viene de distintos sitios, cuando una flecha te pasa junto al oido, etc… no me esperaba un efecto espacial tan claro a partir de sólo unos altavoces delante de mi. 

Apple Music y Apple TV+ no reconocen tu suscripción automáticamente, tienes que decirle que ya tienes una subscripción (está bajo el botón de iniciar sesión) y añadir la contraseña. Nada más. Lo mismo sucede con la Mac App Store, que tienes que iniciar la sesión manualmente la primera vez. 

Una cosa que me parece maravillosa es que, ahora, en el modo pantalla completa, puedes tener el menú superior desplegado ya que ocupa ese espacio adicional que Apple ha puesto elevando la pantalla por la parte superior izquierda y derecha. Lo encuentro muy práctico. 

El negro de la pantalla es negro perfecto, la imagen de ve muy bien. Tengo una TV Oled de 2020 que tiene una calidad de imagen impresionante y esta pantalla no tiene nada que envidiarle en cuanto a los negros. En cuanto a los vídeos, me da la sensación que se ven mejor, en cuanto a color y suavidad de imagen, en el Mac, aunque eso puede ser porque la TV no está tan bien calibrada. Puedo, seguramente, calibrarla igual de bien, pero tiene tantos y tantos parámetros que ajustar… comparándolo con los cero parámetros que tengo que ajustar en el Mac…

Software

Casi todo el software está optimizado para Apple Silicon. Solo me he encontrado unas aplicaciones que me han pedido instalar Roseta: Microsoft Teams, Microsoft One Drive y Microsoft One Note. 

Rosetta es un software de Apple que se encarga de convertir las aplicaciones de Intel a Apple Silicon. No es tan óptimo como que el desarrollador haya hecho el software para Apple Silicon de forma nativa, pero hace muy buen trabajo. Instalar Rosetta es muy sencillo, cuando intentas ejecutar una aplicación Intel el Mac te pide permiso para instalar Rosetta, aceptas y ya está, en un momento lo tienes. 

En general, que el desarrollador haga un buen software es muy importante. Es básico que aprovechen el hardware del equipo, si no estamos trabajando como estúpidos. Es como si tenemos un mechero o un paquete de cerillas y nos ponemos a frotar dos palos para encender fuego. 

Y este es el caso de Teams. Sigue siendo un software de baja calidad, no usaba codificación de video por hardware y sigue sin hacerlo, es decir, cuando recibe vídeo y cuando ponemos nuestra cámara y envía nuestro vídeo, sigue haciéndolo en H264 y por software. Lo del H264 puede ser comprensible, para que muchos equipos viejos puedan seguir funcionando en esa conferencia, pero que no use el codificador por hardware es una aberración. El Intel i7 de mi Mac de 2014 ya tiene cosificación por hardware para H264, sin embargo no la usaba y, como resultado, el ordenador tenía que poner los ventiladores bien fuertes durante las videoconferencias. Con el Apple Silicon sigue sin hacerlo por hardware, aun así, el ordenador no llega a encender los ventiladores y el equipo está bastante frío. 

Día 2 

Si bien el primer día el equipo iba muy bien y muy fluido, me que quedado sorprendido al ver que el segundo día aún va mejor, más rápido, más ágil. Quizá sea porque el primer día estaba descargando mi información de iCloud, indexando, etc…

Aún queda mucho por descubrir.

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