¿La primera conclusión de la keynote? Apple sabe vender

Muchas cosas se dirán en los días que vienen sobre los productos que Apple ha anunciado hoy, ya sea el nuevo AppleTV, el nuevo Apple Watch o los nuevos iPhones, y puede que incluso se hable de lo que no ha presentado. Pero una cosa es cierta es difícil ver una presentación de Apple y no acabar con ganas de salir corriendo a comprar sus productos.

Las presentaciones de Apple están meticulosamente trabajadas y ensayadas, ya en un artículo hace años documenté que, cuando Steve Jobs presentó el primer iPhone la hora que marcaba el teléfono (y la que luego tenían las imágenes publicitarias que se distribuyeron) coincidían casi matemáticamente con la hora real a la que se mostró por primera vez a los asistentes a la conferencia.

Es cierto que con los años han ido puliendo el sistema, y ahora es más un “infomercial” que una presentación, con pausas cada poco tiempo para introducir vídeos de los productos. Hora y media o dos horas de “lavado de cerebro” para mostrarte de todas las formas posibles lo perfectamente diseñado que están sus productos.

Como decía, en dias venideros saldrán comentarios sobre los fallos de los productos, desde el software de Apple Watch a que el reconocimiento facial es mucho más lento que Touch ID.

También, como hemos comentado en el chat de faqmac, comprar los nuevos productos anunciados hoy suponen al menos un par de miles de euros, lo cual es mucho para digerir, por muchos plazos que uno quiera poner en su crédito.

Pero el comentario generalizado al abandonar la conversación era de lamento por no tener esos “posibles”. Todos deseamos esos productos que hemos visto en remoto durante unos minutos. Es esa furia consumista que el buen marketing provoca.

En mi caso personal, para no esconderme en las generalidades, ni tengo una gran televisión ni mucho menos reproduce 4K -de hecho, soy de esos que me parece que en general las películas se ven peor con tanto detalle (supongo que especialmente las que no se rodaron pensando en que algún día ese detalle seria advertido).

Tampoco uso reloj. Años de teclear me hicieron quitármelo para estar más cómodo, y el reloj en el ordenador y posteriormente el reloj en el teléfono me quitaron completamente la costumbre de llevarlo. Pero ahora que puede recibir llamadas me gustaría comprarme uno (afortunadamente, en España no se va a vender, así que esa decisión ya la han tomado otros por mi).

Y el teléfono… por supuesto que quiero un iPhone X (igual que he querido todos los modelos que han ido saliendo). Pero no me lo puedo permitir. Pero lo quiero. Iré a la Apple Store a verlo cuando esté disponible y fantasearé con comprar uno… y ahí se acabará la historia.

Y todo tendrá su origen (en mi caso y en el de millones de personas) en ciento veinte minutos invertidos en su presentación.

Apple, ¡qué bien vendes!