La historia “Real” detrás de las canciones borradas de los iPod

Ponemos en marcha nuestra máquina del tiempo para volver a 2004. Apple se encontraba inmersa en la vorágine del iPod y el mercado intentaba sobreponerse a cómo una compañía que hacía muy pocos años parecía totalmente hundida y condenada a la desaparición se estaba convirtiendo en un gigante tecnológico con ideas que nadie se explicaba “cómo no las pudimos ver nosotros primero”. En medio de toda esta situación, algunas compañías eligieron competir rozando la deslealtad primero y luego la casi ilegalidad después, arriesgándose a iniciar una batalla legal que ha acabado librándose una década después.

La primera idea de Apple al respecto de su nuevo modelo de negocio con la música era suministrar al usuario canciones sin DRM. De hecho, iTunes era capaz incluso antes de que el iPod fuera lanzado, de convertir en digital las canciones contenidas dentro de un disco óptico y no aplicaba a estas canciones convertidas ningún tipo de protección. Pero a la hora de ampliar el mercado de este binomio y durante las conversaciones con las discográficas, necesarias para desplegar la tienda de música que acompañaría al iPod, éstas exigieron que la música estuviera protegida. Así Apple se vio forzada, en contra de las ideas de la compañía, a adquirir a un tercero un esquema de protección (el DRM) de forma que las canciones descargadas desde esa tienda no pudieran reproducirse más que en dispositivos autorizados y no pudieran grabarse más que un número determinado de ocasiones.

Apple por su parte, consciente de la importancia de la tienda de música para el desarrollo del hoy ya casi muerto segmento del iPod hizo muy bien sus deberes. Mientras empezaban a venderse iPods como rosquillas y el resto de empresas se volvían locas intentando mimificar este éxito con pocos o nulos resultados. Como Real Networks.

RealNetworks en 2004 anunció vía su presidente en esas fechas, Rob Glasser, que se encontraba desarrollando una tecnología llamada Harmony que le iba a permitir reproducir la música comprada en su tienda en cualquier reproductor, incluido el iPod. Apple respondió afirmando que estaban estupefactos al respecto de que RealNetworks hubiera adoptado las tácticas y éticas de un cracker para romper las protecciones DRM (impuestas por otra parte por las discográficas) y entrar dentro del iPod. Apple aseguró en su momento que estaban investigando las implicaciones de éstas acciones bajo la ley de la DMCA y otras leyes.

El problema ya venía de lejos y no se limitaba a Harmony y la “traducción” de formatos DRM. Rob Glasser, CEO por entonces de Real Networks, ya intentó llegar a un acuerdo “forzado” con Apple, e incluso llego a tácticas como la publicación de un e-mail dirigido a Steve Jobs sobre la intención de entrar en el iPod de Real “por la fuerza bruta si fuera necesario” que obligó al CEO de RealNetworks a realizar unas declaraciones confirmando la autoría del correo en el New York Times.

La respuesta de Apple a esta primera petición llegó pocos días después con una confirmación posterior de Steve Jobs en una junta de accionistas, en la que Jobs calificó la propuesta de RealNetworks de ningún valor ya que el servicio de venta de música de Real no tenía ningún éxito. Después de muchas amenazas y acusaciones por parte de Real asegurando que el modelo de Apple se asemejaba al modelo político soviético y tras las pérdidas de RealNetworks, al final la compañía se vio forzada a replantearse el cambio al formato WMA de Microsoft.

Sin embargo, Real no tuvo en cuenta las implicaciones legales y tecnológicas que podría repercutir la salida al mercado de Harmony, incluso aunque la compañía consiguiese evitar a toda costa cualquier litigio con Apple buscando todos los resquicios legales posibles para pasar por encima de la DMCA o cualquier otra ley que se les pudiera poner por delante, y parecía que no llegaban a comprender que Fairplay no era una tecnología creada por Apple y podrían verse en los tribunales con Veridisc, compañía creadora de Fairplay.

Además Apple ya había advertido a los usuarios y a la propia Real que podría eliminar la compatibilidad de Harmony en versiones futuras del software, por lo que haría inútil la tecnología de RealNetworks en la que habían invertido gran cantidad de recursos humanos y económicos, cosa que al final ocurrió y no precisamente por gusto de Apple sino por una imposición del esquema de DRM que tenían que soportar, de nuevo, por los acuerdos a los que había llegado con las discográficas. Así, estas canciones no eran “borradas” de los iPod: simplemente no se les permitía sincronizar con el dispositivo y eran “escupidas” de iTunes.

Para muchos usuarios esto fue un ataque directo contra sus intereses pero la realidad de todo el caso cuenta que optaron por elegir un proveedor, Real, que simplemente estaba intentando asaltar un dispositivo para el que no tenía derechos ni paso posible conforme Apple fue endureciendo y tapando los agujeros de los que se aprovechaba Harmony. Y todo acabó en una demanda grupal que se celebra ahora, 10 años después.

Al final Apple se salió con la suya: en 2007 Steve Jobs publicó una carta abierta titulada “pensamientos sobre música” en la que expresaba de forma clara y concisa los problemas del DRM y la necesidad de sacarlo de la ecuación iTunes Store e iPod para dos años después, en 2009, eliminar el DRM totalmente de la tienda de música de Apple.

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Galo
9 years ago

3 párrafo:
Como cosquillas será como rosquillas.
Intentando mitificar será intentando mitigar

9 years ago

Más cosillas 🙂

cÓmo no las pudimos ver nosotros primero
iTunes era capaz incluso antes de que el iPod fuera lanzado DE convertir
Así Apple se vio forzada, EN CONTRA de las ideas de la compañía

Yules
9 years ago

Lo de siempre: No dejes que la verdad estropee un buen titular.

Lo peor es que, en algún medio, la verdad no sólo está oculta en el titular, como hacen muchos de los medios interesados en complacer a sus grandes anunciantes, a sabiendas de que muchos lectores no pasan de leer la letra gorda, y aun cuando luego el contenido del artículo, la letra pequeña, lo desmiente posteriormente, sino que en el contenido también se ocultaba la verdadera naturaleza de la noticia, y de la lectura de los artículos parece desprenderse que Apple borraba de los iPods las canciones que no habían sido compradas en su tienda.

Eso sí, así la flame war está asegurada, con lo que no deja de ser una mala intención interesada que barre para casa.

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