En la aplicación, la pantalla queda recortada por una columna fija izquierda con botones pequeños e ¡inclinados! (toma usabilidad) mientras que el tercio superior de la pantalla queda inutilizado para asegurarse que el logotipo de la propia aplicación esté siempre visible (no vayas a olvidar qué estás leyendo), de manera que el área efectiva de lectura de información queda reducida a un tamaño absurdo (que influye en el tamaño de la letra, las ilustraciones, etc.)
En resumen, si alguna vez encuentras una aplicación que aproveche menos el medio en que se presenta, avísanos.
¿El contenido? Puede que sea bueno (la guía tiene 96 páginas… de ese tamaño tipo biblia de bolsillo). Incluye casos de éxito en diferentes categorías (Imagen de marca, Fidelización de clientes, Gestión/Workflow, Canal de venta, Generadores de ingresos), 10 consejos [para desarrollar y comercializar una aplicación] y un “Quiénes” donde se explica quién ha trabajado y quién ha puesto dinero.
Como decimos el contenido puede que sea bueno, pero si hay que juzgar por cómo han aplicado los criterios de diseño a su propio producto…
¿Lo mejor? El Libro Blanco de Apps es gratis (y puede que aprendas algo).