También a lo largo de estos años he (hemos) hecho un buen puñado de favores (y seguimos haciendo, claro) procurando estar abiertos, en los profesional y en lo personal, a todo aquel que pueda necesitarnos. Es lo menos que podemos hacer los que tanto hemos recibido.
Pero hay algo que me provoca una subida airada de adrenalina y me coloca automáticamente en posición de bloqueo. Y es que alguien venga esgrimiendo el pasado como si fueran boletos que se puedan cambiar por bocadillos gratis.
“Es que yo hice esto”, “te mandé lo otro”, “yo te di lo de más allá”. Me lo debes.
Por lo que a mi concierne, el pasado no compra créditos para usarlos en el futuro.
Lo que hicimos en su día, lo hicimos porque ambos estábamos de acuerdo, ambos lo deseábamos, y/o ambos queríamos/creíamos en ello. Aquello pasó y pasado está.
Ilusióname, explícame por qué me lo pides, o simplemente dime que lo necesitas y que si puedo hacerlo. Y si puedo lo haré. Pero no intentes extorsionarme emocionalmente tirándome deudas del pasado a la cara, como si fueran algún tipo de contrato imperecedero, canjeable a voluntad del interesado.
Dime que quieres andar conmigo, y andaré. Dime que sólo necesitas que sea una muleta temporal, y dejaré que te apoyes en mi el tiempo que necesites. Si necesitas que trabaje para ti, dímelo y veremos cómo lo hacemos.
Pero no surjas del pasado para exigirme un pago a cuenta de viejas glorias, recuerdos, o actos, porque, al menos conmigo, no funciona.
Hablemos de hoy, hablemos de mañana, por ti, por mi, por nosotros. Porque es lo único que me importa.
Alf
Imagen tomada de pancakesandskateboards
Guy Kawasaki tenía un principio muy bueno: el arte del _smooching_, que viene a ser algo así como un hoy por ti, mañana por mi, que nos beneficia a los dos.
Y encontraba que es más fácil que alguien te devuelva un favor cuando se lo pides justo después de que tú se lo hayas hecho… y que hay gente que incluso se pone inconscientemente a malas contigo porque no tuvo la oportunidad de ponerse a la par contigo, y ahora cree que te debe algo, pero no sabe bien qué ni por qué.
Así que totalmente de acuerdo: a hacer cosas juntos, rascarnos mutuamente las espaldas, y rencor cero.
Alf, absolutamente de acuerdo con los que expones. Yo creo que la mejor manera de avanzar y trabajar por el éxito propio es trabajar también por el éxito de los demás, de nuestro entorno. Eso es fundamental.
Por tanto el fracaso ajeno es el nuestro.
También eso es básico para convertirse en líder natural de un proyecto propio o compartido.
En ese sentido el “pasar factura”, sobretodo explícitamente, lo rompe todo, es una contradicción con lo dicho pues dejas de trabajar por el éxito ajeno y por el propio, automáticamente.
En una relación limpia, la simple gratitud ya “paga” con creces la ayuda prestada, por las sinergias que produce o puede producir de manera natural en el presente o futuro.
El simple “acuerdo mutuo” ya “paga”, pues convierte o puede hacerlo, el que 1+1 pueda ser igual a tres o más.
Son las ventajas del compartir, es decir crear la “posibilidad” de alcanzar el éxito, aunque eso no suceda siempre.
Nuestro éxito depende del éxito de los demás …pero también existen otros factores, la suerte o lo casual, es uno de ellos, pues generalmente la “ecuación a resolver” es más compleja de lo que aparenta y siempre contiene incógnitas insospechadas pues todo esta siempre en permanente cambio.
Buscar esa casualidad desconocida, es lo que debe también excitarnos y gratificarnos. Ese es ya un gran “pago” …o “cobro”, y no es poco.
Al final, sentarse incluso para hablar del mañana, como dices, ya es un éxito que lo paga todo.
Cuanta razon llevas Alf, el unico problema es que a veces un familiar cercano esgrime ese pasado como un derecho absoluto.. de forma que a veces no sabes que hacer ya que la familia de lo unico que entiende escde favores pasados, por lo menos en mi caso. Un saludo.
Si te lo pide un familiar, siempre te queda la opción de examinar si lo que te pide tiene sentido o beneficio (porque a veces ni eso, sólo quieren que haya más gente dentro del marrón, pensando -equivocadamente- que cuanta más gente menos mierda para cada uno, cuando ésta se multiplica, como mínimo, siempre en la misma cantidad en que va entrando gente en el “juego”).
Si lo que te piden -aunque te cueste esfuerzo- tiene fundamento, puedes hacerlo por convicción, no porque “lo debas”. Además, es probable que pasado un tiempo, le parezca que lo que hiciste no fue suficiente para compensar el pasado, y por lo tanto sigues debiendo, por siempre jamás.
Pero es posible que llegues a un punto en que no te quede más remedio que decir “no. Lo siento”. Y que se enfade el tiempo que quieran…