La mayoría de los autistas adultos de Inglaterra no están diagnosticados como tales

La mayoría de los autistas adultos de Inglaterra (Reino Unido) no llegan a recibir un diagnóstico e ignoran por completo su afección, según una nueva investigación europea.

Gracias al estudio, publicado en la revista General Psychiatry, también se ha descubierto que el autismo es más común entre hombres, personas sin educación superior y beneficiarios de programas sociales de vivienda.

La investigación, realizada por científicos del Reino Unido, se basó en datos de un estudio epidemiológico realizado en 2007 entre la población general sobre autismo en la madurez llevado a cabo por el mismo equipo y que contó con dos fases en las que participaron 618 personas.

Ninguna de las personas a las que se les descubrió autismo era consciente de su condición y por supuesto no se les había diagnosticado autismo ni síndrome de Asperger.

Conforme al límite recomendado de una puntuación de 10 o más en la escala del Programa de Observación Diagnóstica del Autismo (ADOS), el 1% de la población adulta presentaba un trastorno del espectro autista. Esta cifra coincide con estadísticas vigentes sobre la prevalencia de este trastorno entre niños, también cercana al 1%, lo que significa que la proporción entre adultos no es mayor que la infantil.

«Resulta preocupante que ninguno de los casos que confirmamos mediante métodos de diagnóstico rigurosos supiese de su afección o hubiera recibido un diagnóstico oficial», aseveró el Dr. Traolach Brugha de la Universidad de Leicester, autor principal del estudio.

No obstante, éste aclaró que la mayoría de estos casos eran relativamente leves y muy pocos agudos. «Sabemos que el autismo grave, sobre todo si se acompaña de una disfunción del aprendizaje, presenta muchas más probabilidades de descubrirse.»

Aunque el estudio muestra que existen personas a las que no se les diagnostica este trastorno, los autores hacen hincapié en que no han descubierto indicios de un aumento considerable en la cantidad de personas que lo sufren, contrarrestando de este modo preocupaciones recientes sobre una «epidemia de autismo».

Dado que la proporción de autistas descubiertos es similar a la que se da en personas de 16 y 80 años, se puede deducir que la cantidad de gente que desarrolla la afección no ha variado mucho en los últimos ochenta años. Si aumentase la proporción de autistas, el porcentaje de éstos sería mucho menor entre las personas de mayor edad y mayor entre niños y jóvenes.

El Dr. Traolach Brugha añadió: «En términos generales, nuestros descubrimientos sugieren que la prevalencia no ha aumentado ni disminuido de forma significativa con el tiempo. Esto da pie a interpretar que los métodos de detección aplicados en los últimos tiempos a los niños han cambiado con respecto a los antiguos, que deparaban tasas considerablemente menores.»

Los autores del estudio explican que el autismo se debe a una serie de factores genéticos y medioambientales que no han variado; por tanto, los cambios en la proporción de autistas diagnosticados apuntan a una mejora en el diagnóstico y la detección de casos y no a un factor medioambiental. La idea de la «epidemia de autismo» puede tener su base en una percepción más acentuada del síndrome.

La falta de una asociación entre el autismo y la edad es consistente con la teoría de que no ha existido un aumento de la cantidad de casos y que las causas permanecen constantes.

Debido a la propensión de los adultos con autismo a la exclusión social, la investigación sobre el diagnóstico de la afección es básica para identificar a estos pacientes olvidados.

Para más información:

Universidad de Leicester:

http://www2.le.ac.uk/

Fuente: Cordis

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