El cambio climático y la relevancia de la demografía

Un nuevo estudio indica que los cambios en el tamaño de la población, su edad media y el nivel de urbanización podrían influir de manera decisiva en las emisiones de dióxido de carbono (CO2) durante las próximas décadas.

En un artículo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), científicos de Austria, Alemania y Estados Unidos indican que la moderación del crecimiento poblacional podría suponer hasta el 29% de la reducción de emisiones necesaria para evitar que aumenten con peligrosidad las temperaturas globales de aquí a 2050. Si se mantiene un crecimiento poblacional reducido hasta finales de siglo se podría lograr hasta un 41% de la reducción de emisiones necesaria.

«Un freno al crecimiento poblacional no resolverá el problema del clima pero sí que será una ayuda, sobre todo a largo plazo», comentó Brian O’Neil, del Centro Nacional de Investigación Atmosférica de Estados Unidos (NCAR).

«La ralentización actual del crecimiento poblacional en los países en desarrollo influirá en gran medida en el tamaño de la población mundial en un futuro. No obstante, un menor crecimiento poblacional en los países desarrollados también influirá en las emisiones debido al mayor uso de energía por habitante», añadió Shonali Pachauri, del Instituto Internacional de Análisis Aplicado de Sistemas (IIASA, Austria).

El equipo también investigó cómo influye el aumento de la urbanización en las emisiones de carbono. Sus resultados sugieren que el crecimiento de las poblaciones urbanas podría provocar un aumento del 25% en las emisiones de algunos países en vías de desarrollo. Los investigadores atribuyen este hecho a una mayor productividad y a las preferencias en el consumo de los trabajadores residentes en centros urbanos.

Por otro lado, es probable que el envejecimiento poblacional reduzca las emisiones en un 20% en varios países industrializados debido a que las poblaciones de mayor edad cuentan con una menor proporción de trabajadores y por tanto menos productividad y crecimiento económico.

A modo de resumen de los resultados, el Dr. O’Neil indicó que: «La demografía repercutirá en las emisiones de gases de efecto invernadero en los próximos cuarenta años. La urbanización poseerá una importancia singular en varios países en vías de desarrollo, sobre todo China e India, mientras el envejecimiento será más determinante en los países industrializados.»

«Un análisis más concienzudo de estas tendencias nos permitiría prever con más precisión la magnitud de las demandas futuras de energía y emisiones», añadió.

Además, el equipo sugiere que aquellos que trabajen con simulaciones de emisiones deben otorgar mayor importancia a los efectos de la urbanización y el envejecimiento, sobre todo en regiones como China, la Unión Europea, India y Estados Unidos.

La comunidad científica era consciente de que los cambios poblacionales influyen en las emisiones de gases de efecto invernadero, pero hasta ahora no se había concretado hasta qué punto. En este estudio las conclusiones se obtuvieron mediante el empleo de un nuevo modelo informático denominado PET («modelo Población-Medio ambiente-Tecnología») diseñado para desarrollar diversas proyecciones sobre el crecimiento económico, el consumo de energía y las emisiones. El equipo distinguió entre distintos tipos de hogares clasificándolos por edad, tamaño y ubicación (rural o urbana). También obtuvieron datos de encuestas nacionales diacrónicas sobre cambios en las características de los hogares, como disponibilidad de mano de obra y demanda de bienes de consumo.

Sarah Ruth, de la Fundación Nacional para la Ciencia de Estados Unidos (NSF), entidad que ha cofinanciado la investigación, concluyó: «Mediante el estudio de las relaciones entre la dinámica de población y las emisiones de gases de efecto invernadero, esta investigación pionera aclara la manera en la que el comportamiento humano, las decisiones y los estilos de vida determinan el futuro del cambio climático.»

Para más información: PNAS, IIASA, NCAR y NSF. Fuente: Cordis

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