Un nuevo estudio sugiere que la probabilidad de que las aves migratorias extiendan la gripe aviar a grandes distancias es bastante pequeña. Sus hallazgos, publicados en un artículo de la revista Journal of Applied Ecology, amplían el conocimiento científico sobre la propagación de enfermedades con la intervención de aves como vectores, como por ejemplo el Virus del Nilo Occidental (VNO).
La cepa H5N1 de la gripe lleva bastantes años transmitiéndose entre bandadas de pájaros en libertad y en cautiverio. Expertos en salud pública vigilan de cerca la expansión de esta enfermedad, que ya ha infectado a más de 500 personas desde 2003, 300 de las cuales han muerto.
Con frecuencia se ha atribuido a las aves migratorias el contagio de enfermedades por todo el mundo, en concreto a algunas especies de patos, ocas y cisnes, pues pueden portar el virus y contagiarlo sin llegar a presentar síntomas.
«Los riesgos potenciales para los humanos provocaron una amplia cobertura mediática centrada en ocasiones en las aves migratorias, lo cual provocó que se solicitaran incluso sacrificios masivos de aves salvajes», recordó el primer firmante del artículo, el Dr. Nicolas Gaidet del Centro de Cooperación Internacional en la Investigación Agronómica para el Desarrollo (CIRAD, Francia).
«No obstante, el riesgo real de contagio de H5N1 a través de aves migratorias estaba supeditado a si los individuos infectados eran capaces de realizar migraciones mientras propagaban el virus y a la distancia a la que podrían viajar. Nuestra investigación ha dado una respuesta a estas dudas mediante análisis de las rutas y épocas de infección y migración de muchas especies de aves.»
El Dr. Gaidet y su equipo indagaron en la bibliografía científica existente para hallar información sobre la duración de la infección asintomática de especies clave de anseriformes. También instalaron transmisores por satélite diminutos en más de 200 aves de 19 especies como el ánade real (Anas platyrhynchos), el ánsar indio (Anser indicus) y el cisne cantor (Cygnus Cygnus), todas ellas sospechosas de transmitir el virus a gran distancia durante su migración. El trabajo aportó una cantidad de datos enorme y sin precedentes sobre la migración de estas aves.
Aplicando sus conocimientos sobre la duración de la infección asintomática en los pájaros marcados con los transmisores satelitales, el equipo logró estimar la probabilidad de que estas aves pudieran contagiar el virus de la gripe en sus migraciones.
Los investigadores concluyeron que, en teoría, las aves migratorias podrían extender el H5N1 a distancias enormes, pues algunas especies pueden desplazarse cerca de 3.000 km en el tiempo que dura la fase asintomática de la infección.
No obstante, la probabilidad de que esto ocurra es extremadamente baja. Los transmisores desvelaron que las aves no suelen completar su ruta sin paradas, sino que dividen el trayecto en varias etapas largas de entre uno y cuatro días y entre ellas descansan en espacios naturales. Estos periodos de descanso suelen durar más que el periodo de infección.
Tal y como indica el equipo, esta costumbre impediría a los pájaros dispersar el virus en varios movimientos a larga distancia consecutivos pero interrumpidos. «La dispersión intercontinental del virus precisaría por tanto un contagio «por relevos» entre una serie de aves migratorias infectadas sucesivamente», indican los investigadores.
Concluyen que: «La probabilidad de […] que un único anseriforme disperse el virus a largas distancias es baja: calculamos que un pájaro migratorio infectado sólo presenta de media entre cinco y quince días al año en los que podría provocar una dispersión del virus H5Na de la gripe aviar altamente infecciosa más allá de 500 km.»
Añaden que para extender la enfermedad el ave ha de carecer de síntomas. Es poco probable que migre un ave que padezca síntomas de gripe y, si emprende el viaje, probablemente no recorrerá la misma distancia que una sana.
Estos hallazgos amplían los conocimientos que se poseen sobre el contagio de otras enfermedades como el VNO, enfermedades bacterianas como la salmonelosis y la borreliosis transmitida por garrapatas.
Para más información: Journal of Applied Ecology y CIRAD. Fuente: Cordis
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