Hace unos días, Joy of Tech publicó una de sus tiras humorísticas sobre esta situación: el Consejo de Dirección de Apple se reunía para (intentar) comunicar a su máximo ejecutivo que tenía que dejar de contestar correos electrónicos de los usuarios … aunque nadie tenía «valor» (sustituya esta palabra por una mas adecuada) para decírselo. Al final, el consejo llama a John Sculley (un antiguo CEO De Apple) para que se lo comunicara a Jobs. El resultado no fue el que esperaba Sculley para regocijo, por otra parte de los lectores de esta afamada tira cómica. pero mas allá del humor, esta «nueva táctica» de Jobs va a causar, si no lo está haciendo ya, problemas a la compañía.
Las grandes empresas tienen un extremado cuidado en su forma de relacionarse con los usarios y Apple no es una excepción: si en alguna ocasión tienes la oportunidad de hablar con un representante de Apple y preguntas sobre un tema delicado, la respuesta es siempre la misma: «Apple solo habla de sus productos … y de nada mas«.
Esta regla se ha llevado a rajatabla durante muchos años y saltársela ha supuesto que algunos representantes de Apple acabaran en la calle (hace algunos años hubo uno de estos casos en Francia). La compañía de Cupertino exige una férrea disciplina a la hora de hablar de la empresa y no permite, consiente y ni tan siquiera considera que uno de sus empleados se salga de esta línea. Sin embargo, ¿Quién le dice a Jobs que cumpla una de las normas mas básicas de la identidad corporativa de la empresa?.
El problema de toda esta situación es que independientemente de que venga de la máxima autoridad de Apple, cada uno de lo aspectos de la compañía están cuidadosamente ponderados para causar un efecto: cada actualización, cada mención o cada producto de softwate o hardware tiene un timing preciso para maximizar el efecto mercado de la empresa. y si uno de sus representantes, en este caso, su máximo representante, avisa en uno de sus correos que tal o cual producto está a punto de salir, o que se va a tomar una dirección específica por parte de Apple, cualquiera de sus competidores puede darse por avisado y así pueden modificar sus estrategias para tratar de establecer una estrategia que favorezca a sus productos y consecuentemente, dañe las ventas de Apple.
En el otro extremo están las falsificaciones. A pesar de que el efecto prensa, amplificado por la amplia comunidad de bloggers y pensa especializada (y ahora, prensa generalista) trata de confirmar la veracidad de los correos de Jobs, al menos en una ocasión (y recientemente), un representante de la compañía ha tenido que salir al quite de unas «supuestas» declaraciones de el CEO de Apple enviadas en un correo, señalando que son falsas.
El pasado 2 de julio, Un portavoz de Apple tuvo que negar firmemente que Steve Jobs fuera el autor de una serie de comentarios en un cruce de correos electrónicos sobre los problemas de recepción de señal del iPhone 4.
Los supuestos comentarios, publicados por Boy Genius Report, atribuían al CEO de Apple una serie de correos electrónicos en los que se incluían frases como «No, todo volverá a funcionar después de unos días de rumores. Calma», «Posiblemente estás en un área que tiene poca cobertura», «estás hablando bajo un supuesto equivocado. No es tu culpa. Permanece atento. Estamos trabajando en ello» y «descansa, relájate y disfruta de tu familia. Es solo un teléfono. No merece la pena«.
Después de que la noticia empezara a correr por internet y varios sitios web publicaran réplicas de la misma, Boy Genius Report corrigió el artículo original, indicando que la última frase la había escrito el receptor del correo, y no Steve Jobs.
Al iniciar estas conversaciones directamente con los usuarios, Jobs está favoreciendo precisamente algo que en los departamentos de prensa situaciones «DEFCON»: la guerra de desmentidos. Y desgraciadamente, los desmentidos nunca tienen el efecto cascada de las noticias, ya que la gente lee los titulares «llamativos» pero raramente vuelve a leer los «desmentidos» y la percepción de la compañía queda envuelta en informaciones sesgadas y en ocasiones, falsas.
El problema, como bien apunta Joy of Tech es: ¿Quién le dice a Jobs que deje de contestar correos?. Difícil respuesta, porque al final, aunque sea de forma figurada, siempre pueden rodar cabezas.
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