Los beneficios de los alimentos funcionales

Ensalada_de_pollo_roja_blanca_y_azul.jpgEn los medios de comunicación no dejan de divulgarse consejos para una dieta saludable, noticias sobre enfermedades alimentarias, trastornos de la alimentación, nuevas modas dietéticas, programas de cocina, etc. También se habla con profusión de los llamados alimentos funcionales, y la Comisión Europea acaba de editar un folleto cuya finalidad es ayudar al ciudadano a comprender mejor qué son estos alimentos y también informar de iniciativas científicas de la UE relacionadas con la alimentación.

La alimentación es esencial para la vida. Por eso no sorprende que como consumidores no dejemos de buscar información sobre las opciones alimenticias más sanas. A pesar de este afán informativo, hay un sector de la industria alimentaria, los alimentos funcionales, que muchos consumidores siguen sin conocer bien.

Existen indicios científicos de que ciertos alimentos e ingredientes concretos, aparte de cubrir nuestras necesidades nutricionales básicas, pueden tener efectos positivos en nuestra salud y nuestro bienestar.

La publicación referida, que ha sido editada este mismo mes por la Dirección General de Investigación de la Comisión Europea con el certero título «Los alimentos funcionales», ofrece información de utilidad sobre este sector en rápida evolución. En concreto, propone una definición adecuada de lo que son los alimentos funciones, repasa sus beneficios para la salud y da consejos sobre cómo evaluar las pruebas científicas relativas a las virtudes de estos alimentos.

Conforme a la acción concertada de la Comisión sobre la ciencia de los alimentos funcionales en Europa («Commission’s Concerted Action on Functional Food Science in Europe – FUFOSE»), un alimento funcional es: «Un alimento que influye de forma beneficiosa en una o más funciones del organismo, además de los efectos nutricionales convenientes, de tal forma que mejora el estado de salud y el bienestar y/o reduce el riesgo de una enfermedad. Se consume como parte de un patrón alimentario normal. No se trata de una pastilla, una cápsula ni ningún tipo de suplemento dietético.»

En el mercado ya existen numerosos alimentos funcionales de estas características, por ejemplo bebidas probióticas o cremas de untar enriquecidas con vitaminas. A medida que se intensifique el interés de los consumidores por estos productos, serán más los que se produzcan y también los que se asegure que proporcionan beneficios para la salud aunque en realidad no estén respaldados por pruebas científicas. Por consiguiente, la investigación en este campo sirve para equilibrar la disparidad de intereses que entran en juego.

«Hay una amplia bibliografía científica que confirma los beneficios para la salud de ciertos alimentos. El reto para nosotros, pues, consiste en promover sinergias efectivas entre la ciencia y el desarrollo de productos alimentarios por el bien del consumidor», señalan los autores.

Ya se emplean tecnologías y métodos novedosos para estudiar en profundidad los beneficios para la salud de los alimentos funcionales por lo que respecta a la incidencia de males de tipo médico y social con base dietética como la obesidad, la diabetes, las alergias, el cáncer, las enfermedades cardiovasculares e incluso trastornos mentales.

«Hay ciertos alimentos funcionales que podrían favorecer la salud mental y el buen funcionamiento del cerebro y también influir en el comportamiento», se asegura en el folleto. En este sentido, el proyecto europeo Nutrimenthe se dedica a estudiar el efecto de la dieta en el rendimiento mental infantil.

Recurriendo a la metabolómica, que consiste en la elaboración de perfiles metabólicos, los investigadores son capaces de recopilar información sobre las respuestas fisiológicas a los alimentos y de relacionarla con características genéticas individuales con el fin de diseñar alimentos y dietas personalizadas.

Según el folleto recién publicado, en la última década se han puesto en marcha 47 proyectos de investigación dedicados a este campo, a los cuales se han asignado 150 millones de euros en total por medio de los distintos Programas Marco de la UE (5PM, 6PM y 7PM). En estos proyectos han participado cientos de socios, entre ellos institutos de investigación, instituciones académicas, la industria y pequeñas y medianas empresas (PYME).

El folleto pasa revista a muchos de estos interesantes proyectos financiados por diversos subprogramas de investigación. Según los autores, el folleto «no se centra en iniciativas exitosas concretas, sino en el enfoque dado a cada programa y a sus instrumentos para contribuir al logro de los objetivos del Espacio Europeo de Investigación».

Para más información: Cordis

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