Encontrado un gusano prehistórico en un hueso de ballena

20100512-3.jpgUn equipo de científicos dirigidos por una universidad alemana ha descubierto marcas de un gusano de 30 millones de años de antigüedad en los restos de una ballena. El gusano osteófago, conocido como Osedax, se describió por primera vez hace tan sólo seis años. El nuevo descubrimiento permite a la comunidad paleontológica calcular su elevada edad geológica. Los resultados del estudio se han publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

Un equipo liderado por Steffen Kiel, doctor en paleontología del Instituto de Geociencias de la Universidad Christian Albrecht de Kiel (Alemania), realizó el descubrimiento en el costillar fósil de una ballena de treinta millones de años de antigüedad.

Los fragmentos de hueso muestran horadaciones circulares de unos 0,5 milímetros de diámetro. Se determinó que, cuando la ballena murió y se hundió al fondo del mar hace millones de años, el Osedax se alimentó de sus restos, una práctica que estas criaturas continúan hoy en día.

El biólogo Robert Vrijenhoek descubrió en 2002 los primeros especímenes vivos de Osedax durante una búsqueda de almejas de las profundidades marinas en el Cañón de Monterrey, en California (Estados Unidos). Concretamente, encontró restos en descomposición de una ballena a 3.000 metros de profundidad cubiertos por gran cantidad de gusanos rojos.

Tras consultar al Dr. Greg Rouse, investigador del Museo del Sur de Australia, y a la Dra. Shana Goffredi, a la sazón miembro del equipo del Dr. Vrijenhoek, se concluyó que se habían descubierto dos especies nuevas de gusano. En un artículo publicado en 2004 denominaron a los gusanos Osedax rubiplumus y Osedax frankpressi. Cada uno de ellos desempeña funciones ligeramente distintas: el primero coloniza el cadáver en una fase inicial, mientras que el segundo lo hace con posterioridad y vive durante más tiempo. Desde su descubrimiento se han descubierto más especies de Osedax, por ejemplo en las costas de Japón y Suecia.

En el caso del descubrimiento de Kiel también se consultó al Dr. Rouse (al ser uno de los descubridores del Osedax) acerca de los huecos y las cavidades horadadas por los gusanos vivos. Antes de proceder a cualquier tipo de ensayo, se exploraron los fósiles mediante tomografía computerizada para obtener una imagen precisa de las horadaciones. Su edad se estableció mediante la técnica de correlación por medio de fósiles guía, método que sirvió también para determinar la especie de ballena como un antecesor de los misticetos modernos.

«La edad de los fósiles coincide con el momento en que las ballenas comenzaron a habitar el océano abierto», explicó el Dr. Kiel. En opinión de éste y de su equipo, este descubrimiento apunta a una relación evolutiva entre el Osedax y su principal fuente de alimento que habrá de comprobarse mediante el estudio de fósiles de mayor antigüedad.

«El alimento es extremadamente escaso en las profundidades del lecho marino y la aparición simultánea de estas ballenas y los Osedax muestra que incluso los huesos duros de ballena se aprovecharon rápidamente como fuente de alimento», añadió.

La edad del Osedax no es precisamente motivo de alegría para los paleontólogos dedicados al estudio de los vertebrados, pues significa que el gusano lleva millones de años dando buena cuenta de muestras de gran valor científico. En su artículo indican que «el Osedax ha destruido huesos durante la mayor parte de la historia evolutiva de las ballenas y tan sólo ahora se hace patente la posible importancia del “efecto Osedax” en la calidad y cantidad de sus fósiles».

Los huesos de ballena fueron descubiertos por Jim Goedert en una floración de sedimentos batiales del Oligoceno en el estado de Washington (Estados Unidos). El Dr. Goedert, estrecho colaborador del Dr. Kiel, se dedica desde hace más de treinta años a la recopilación de fósiles en la costa pacífica estadounidense, una región geológicamente rica en la que los sedimentos fósiles se elevan de forma continua debido a procesos de tectónica de placas.

Para más información: Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) y Universidad de Kiel. Fuente: Cordis

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