Cualquiera que haya esquiado una pendiente de 80 grados de nieve virgen confesaría que su mayor temor es verse atrapado por una avalancha. Ahora, gracias a un equipo de investigadores del Instituto Fraunhofer de Flujo de Materiales y Logística (Fraunhofer IML, Alemania), los aficionados al esquí pueden tener la certeza de que aunque queden sepultados serán encontrados gracias a un nuevo sistema de geolocalización que utiliza señales del sistema Galileo, el sistema de navegación por satélite desarrollado por la UE y la Agencia Espacial Europea (ESA).
El riesgo de verse atrapado en una avalancha es mayor fuera de las pistas. Este fenómeno físico está provocado por presiones exteriores ejercidas sobre el manto de nieve. Esquiadores, conductores de trineos mecánicos e incluso detonaciones pueden provocar una avalancha con resultados catastróficos.
El nuevo sistema permitirá a los rescatadores localizar a las víctimas de avalanchas que lleven consigo un transceptor para avalanchas o un teléfono móvil. Su principal virtud es que puede localizar a una víctima enterrada con una precisión de centímetros.
Las víctimas que se ven atrapadas bajo un derrumbe de nieve sólo logran sobrevivir si son localizadas con rapidez y precisión. Expertos en este ámbito afirman que el tiempo de supervivencia máximo es de treinta minutos, por lo que la celeridad en el rescate es un factor básico. Las víctimas de avalanchas tienen más probabilidades de sobrevivir si otros compañeros de grupo que hayan resultado indemnes inician una búsqueda inmediata, pero para que el rescate tenga las mayores probabilidades de éxito la víctima debe portar un dispositivo transductor.
«Como bien saben los equipos de rescate, no todo el mundo lleva transductores», explicó el profesor Wolfgang Inninger del Fraunhofer IML. «Lo que sí lleva consigo casi todo el mundo es un teléfono móvil. Por esta razón nos decidimos a mejorar nuestro sistema de geolocalización automática basado en Galileo, el futuro sistema europeo de navegación por satélite.»
La mejora del sistema fue posible gracias a la adición de dos componentes nuevos al «Navegador para el rescate en avalanchas» (Avalanche Rescue Navigator, ARN), una función de localización de teléfono móvil y un programa informático capaz de determinar la posición de una víctima enterrada a partir de mediciones sobre el terreno.
Según el equipo del Instituto Fraunhofer, los rescatadores tienen que medir la intensidad de la señal transmitida por el teléfono móvil o el transductor en entre tres y cinco puntos de referencia desde el punto aproximado en el que se cree que está la víctima.
El ARN utiliza un algoritmo de cálculo de gran precisión para localizar el origen de la señal y, de este modo, la ubicación de la víctima. Los investigadores indican que lo más importante en una situación de estas características es la posición relativa de la víctima con respecto al equipo de rescate, y no la posición absoluta con respecto a las coordenadas geográficas, dado que en el cálculo de éstas últimas pueden producirse errores. Los rescatadores obtienen información sobre la dirección y la distancia que media entre su ubicación y la de la víctima sin dilación.
Los investigadores utilizan el entorno de pruebas y desarrollo de Galileo GATE en Berchtesgaden, en los Alpes bávaros (Alemania), donde varias antenas transmisoras simulan las señales de Galileo, con el fin de permitir el desarrollo del sistema.
Fuentes del equipo informaron que después de 2012 se proponen combinar estas señales (y las reales) con las de sistemas de navegación por satélite ya existentes como el ruso GLONASS (Sistema Orbital Mundial de Navegación por Satélite) y el estadounidense GPS (Sistema de Posicionamiento Global). El sistema también cuenta con funciones de estimación de errores y de corrección a partir de las señales recibidas, añadieron.
Institutos de investigación, universidades y empresas de la región trabajan junto a la policía y los servicios de rescate de los montes de Berchtesgaden para hacer realidad el proyecto.
Para más información: Fraunhofer IML y GALILEO. Fuente: Cordis
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