En un mundo como el de hoy, en el que hay tanta información, las personas tienden a seleccionar una porción de todos los datos que reciben permanentemente y lo hacen de acuerdo con sus propios puntos de vista. Según una investigación realizada por sicólogos de las universidades de Illinois y de la Florida, las personas filtran la mayoría de lo que oyen y ven, y dos tercios de ellas seleccionan lo que concuerda con su forma de pensar, en contraste con el restante tercio que toma en consideración las ideas que se oponen a las suyas propias. Esto puede explicar por qué muchas veces en las organizaciones no se cumple con los propósitos de los que se habla en reuniones y demás, ya que es posible que no todos los participantes de una conversación hayan retenido la misma información.
Es bastante común encontrarse con alguien que se pregunte si será que les habla a las personas en un idioma que no entienden y por qué tiene que repetir tantas veces las cosas a los demás, debido a que no ve los resultados deseados después de emitir determinados mensajes.
Esto se debe a que el mundo de hoy está saturado de información, e igual pasa dentro de las empresas, lo que repercute en la forma en que cada persona recibe y entiende los mensajes, hasta el punto de que la mayoría filtran la información que reciben y seleccionan aquella que se acerca a sus propios puntos de vista.
La publicación de la American Psychological Association, Psychological Bulletin, publica una investigación realizada por sicólogos de las universidades de Illinois y de la Florida en la que se analizan 91 estudios en los que participaron cerca de 8.000 personas, llegando a la conclusión de que casi todo el mundo filtra lo que oye y ve, y de que, generalmente, dos tercios de los seres humanos seleccionan las ideas con las que están de acuerdo.
La investigación se realizó con el fin de acercarse a una respuesta para el debate entre sicólogos sobre si las personas escogen la información que más se parece a sus pensamientos o si la cuestión es que éstas se rodean de otras con ideas similares y por eso no son receptoras de conceptos opuestos a los suyos.
De acuerdo con la profesora de Sicología de la Universidad de Illinois y líder de esta investigación, Dolores Albarracín, “Queríamos ver exactamente a nivel global hasta qué punto están dispuestas a llegar las personas para buscar la verdad contrario a simplemente quedarse cómodos con lo que ya saben”.
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