El nanocar, como todo vehículo que se precie, tiene un motor. Se trata de una estructura molecular que, al ser iluminada, rota; los detalles de como funciona se mantienen en secreto.
Para probar el coche se utilizó una lámina de oro calentada a 200ºC (a una temperatura inferior las buckybolas se sueldan a la lámina) como “carretera” y un microscopio de efecto túnel para comprobar que las buckybolas giraban, lo que indicaba que el nanocar rodaba como un coche normal, y no se limitaba a patinar sobre la superficie.
Fuente: Teleobjetivo