Plástico fuerte como el acero

patente.pngLos nanotubos y otras nanoestructuras han mostrado unas propiedades mecánicas impresionantes, en particular, su resistencia mecánica . Sin embargo, trasladar estas características del ámbito de lo nano- al de lo macroscópico, está planteando serias dificultades que impiden explotar en la práctica semejantes cualidades. Esto se debe a que aunque individualmente las nanoestructuras pueden ser muy resistentes, materiales macroscópicos elaborados a partir de tales bloques no pueden aprovechar tal fortaleza debido a que los enlaces entre los elementos constituyentes son débiles.

Una manera de aprovechar la fortaleza de las nanoestructuras es mediante materiales compuestos, en los que éstas se embeben en un elemento matriz que las liga entre sí con mayor fortaleza, de manera semejante a como el mortero distribuye las tensiones entre los ladrillos en las construcciones.

Recientemente un grupo de investigación de la Universidad de Michigan ha publicado la obtención de un material plástico con rigidez y resistencia a la tracción diez veces superior a otros nanocompuestos. Este nuevo nanocompuesto se ha obtenido a partir de un polímero denominado alcohol polivinilo (PVA) , habitualmente utilizado en pinturas y pegamentos, y capas de tamaño nanométrico (1 nanómetro de espesor y 10 nanometros cuadrados de superficie) de un mineral que forma un tipo especial de arcilla llamada Montmorillonita (MTM). Otra novedad es el proceso de elaboración, en el que un robot sumergía una placa de vidrio en una solución de PVA, posteriormente en una dispersión de MTM y finalmente la secaba. Este ciclo podía repetirse el número de veces necesario hasta obtener el número de capas deseadas. (Se necesitaron 300 capas para obtener una lámina de material del grosor del film para envolver bocadillos). La estructura así obtenida es semejante a la del nácar, con el que los moluscos construyen sus conchas. El origen de su fortaleza se encuentra en los enlaces de hidrógeno que se forman entre las capas de MTM y el PVA. Estos enlaces no son permanentes, pero son muy fuertes, y bajo tensión se destruyen y regeneran constantemente, en lo que uno de sus desarrolladores ha denominado efecto velcro.

El artículo completo en Nanotecnología

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