Con cierta periodicidad se recoge este mito en múltiples películas y seguramente ya estás harto de oír hablar como Hitler la buscaba con desesperación y otras fantasías de este tipo. Si no conoces la historia de Longinos, fue el soldado romano que atravesó el costado de Cristo, ya en la cruz, con su lanza y esa arma adquirió poderes mágicos de forma que su poseedor adquiría … Bueno, “notables conocimientos de estrategia militar” que le permitirían doblegar el mundo a sus pies. O algo así.
Si hablamos de productividad, toda esta parafernalia queda, por supuesto, fuera de sitio, salvo el mismo concepto de lo que es la lanza: un arma mágica que nos ofrece, con toda su sencillez ya que no es más que un trozo de metal atado a un palo de madera, la capacidad de hacer grandes cosas.
En mi devaneo diario por Twitter observo, muchas veces con gran asombro, cómo la productividad se ha convertido en un tema mainstream en el que todo el mundo habla de aplicaciones, de flujos de trabajo, de las complicaciones propias de tratar de acelerar procesos y mejorarlos para que requieran menos tiempo y se completen a mayor velocidad. La última moda es Workflow para iOS, una especie de Automator para el sistema operativo para dispositivos móviles y eso me hace preguntarme muchas cosas sobre todo a la hora de la cantidad de complejidad que estamos usando para nuestra productividad. “Cantidad de complejidad” como concepto.
Un flujo de trabajo es en realidad una serie de engranajes que nos permiten obtener un producto final tras una elaboración previa de información. El gran problema de toda esta elaboración del flujo hasta el resultado final es exactamente la cantidad de complejidad que estamos empezando a añadir de forma que donde antes había uno o dos engranajes ahora hay veinte o treinta que ha habido que ajustar convenientemente para ofrecer un resultado mucho más pulido y técnicamente más efectivo que usando esos dos o tres engranajes. Hay, sin embargo, un problema con todo esto: cualquier aumento de la complejidad trae de forma inherente un mayor porcentaje de fallos durante el proceso. Así es más fácil que al romperse un engranaje se rompa el flujo y consecuentemente se pare. Con pocos engranajes es fácil descubrir donde esta el problema y tratar de encontrar un repuesto y ajustar el flujo mientras que conforme añadimos más y más engranajes nos vamos a encontrar con que el fallo de uno de ellos, uno pequeño, va a afectar de forma inmediata a todos los que van detrás y en ocasiones, eso obliga a reestructurar toda la máquina.
En productividad, tan importante es hacer algo rápido y bien como que el flujo de trabajo asociado a esa acción requiera el mínimo mantenimiento posible. Así, cuando cambie el entorno (que va a cambiar), no haya que realizar ajustes mínimos en los engranajes o al menos, que sean los mínimos porque si has ahorrado 30 horas con un flujo de trabajo pero te ha costado engranarlo todo en 40 horas y requiere de otras 40 horas de mantenimiento porque cambia el entorno (por ejemplo, los datos de la entrada varían) simplemente estás fracasando.
De ahí el concepto de lanza de Longinos. Una herramienta sencilla, pero poderosa. Pocos engranajes pero que hacen su trabajo y lo hacen muy bien y si la lanza falla porque una oscura secta la escondió para que ningún otro megalómano pudiera aprovecharse de su poder, puedas rápidamente sustituir esa herramienta por otra porque realmente es un palo de madera con una punta metálica. Y no tiene más.
Es difícil en ocasiones encontrar precisamente este concepto trasladado a una herramienta versátil y funcional que dentro de su capacidad sea simple y útil. En ocasiones incluso has de ser tu quien la construya pero ten claro que cuantos más engranajes añadas a tu flujo de trabajo, más fácil es que falle uno y más tiempo pases controlando y reparando los daños en lugar de estar, pues eso, produciendo.
¡Un palo! ¡es un palooo!!!
(ale, a seguir produciendo)
Everything is easier with a KISS (http://es.wikipedia.org/wiki/Principio_KISS). 😉
No sé si es que hoy estoy un poco espeso, pero he leído la columna un par de veces y no acabo de entender el mensaje que quiere dar Carlos con ella.
Independientemente del mensaje, hay que decir que Workflow es muy chulo. Yo solo he creado un flujo, lo que me llevó 10 min mientras veía com funcionaba el programa, para subir pantallazos a twitter que me funciona muy bien. Al ejecutar el flujo, toma el último pantallazo del carrete, permite editarlo (normalmente simplemente recorto), prepara el tweet y para acabar me pregunta si quiero borrar la captura de pantalla.
Off Topic: me extraña mucho no haber visto ninguna referencia, ni aquí ni en Applesfera, por ejemplo, al último Bundle de MacHeist, que no sólo tiene interés por el propio pack, con aplicaciones como Little Snitch, Cocktail, Total Finder o VirusBarrier, sino porque sin necesidad de comprar nada, sólo por compartirlo en Facebook, regalan una licencia de iMazing, el antiguo Diskaid, para acceder a las tripas de los iOS. Sólo queda un día de la oferta. No lo he comentado antes porque no tengo interés personal y esperaba ver la noticia tarde o temprano. http://macheist.com
Nada de acceder a ninguna tripa de IOS. Eso sólo puede hacerse con un Iphone jailbrekeado.
#5 Hombre, se puede acceder dentro de un orden. Yo suelo usar iTools y con él se puede acceder y exportar el contenido de cualquier aplicación instalada, del carrete de fotos, de la música, de los libros, de los contactos, de los SMS… otra cosa es que sin jailbreak no se pueda acceder a los archivos del sistema y destriparlo, pero acceder, se accede.
Añado a mi comentario #4 que MacHeist ha prorrogado el bundle 2 días más y ha añadido la aplicación ControlCenter. Supongo que el hecho de que las ventas se hayan duplicado una vez se liberó Little Snitch con las 10.000 descargas, les ha animado a intentar exprimir al máximo la naranja.