A lo largo del tiempo, los ingresos por la venta de música han estado totalmente atados a la tecnología y a cómo los últimos avances en este campo han sido capaces de facilitar el acceso y manipulación de la música por los compradores. Estos ingresos han sido variables en el tiempo conforme una tecnología ha superado a la siguiente, pero aún queda hueco para la innovación aún cuando se está llegando a un punto de inflexión en el que el usuario final ha dejado de poseer cualquier tipo de soporte.
La Recording Industry Association of America (RIAA, en español: Asociación de Industria Discográfica de Estados Unidos) es una asociación estadounidense que representa a la mayor parte de las compañías discográficas y es la responsable de la certificación de ventas discográficas en Estados Unidos. Sus miembros principalmente son las compañías discográficas y los distribuidores, que según datos propios de la RIAA “crean, producen y distribuyen aproximadamente el 85% de todas las producciones sonoras producidas y vendidas en los Estados Unidos” y es con mucho, la más interesada en adelantarse a cualquier situación posible en su segmento de mercado, incluso aún cuando sus propios miembros tiendan a manipular los diferentes modelos de negocio para que se adapten a sus necesidades y no a las de sus clientes.
En un gráfico de la RIAA es factible ver cómo los ingresos de las difernetes discográficas están atados a las nuevas tecnologías, y sobre todo, como algunos modelos como los tonos para móviles o los vídeos musicales son han acabado siendo los grandes negocios que esperaban.
El análisis de este gráfico muestra, de forma sobresaliente, como sobre estas bandas cruzadas van apareciendo los nuevos modelos de ingresos basados en tecnología y sobresalientemente, el modelo de suscripción sobre el que muchas grandes tecnológicas están apostando está empezando a crecer sobre todo en los últimos tres años. La densidad y duración del mismo (si lo comparamos, por ejemplo, con el cassette o sobre todo con el CD) es de momento desconocida y en un momento determinado es plausible pensar que el modelo de suscripción, en el que el usuario deja de poseer un producto físico o digital, es el extremo sobre el que no se podrán construir modelos de negocio. El mismo gráfico indica que los nuevos modelos de negocio sobre la música tardan de media unos cuatro años entre su presentación y el comiendo de la generación de beneficios significativos y está claro que el mercado de las suscripciones aún no ha “explotado” como tal, circunetancia que aparentemente va a ocurrir durante los próximos años. La pregunta es, ¿Qué va a venir después?.
El modelo de suscripciones en cierta forma parece definitivo para las discográficas ya que el cliente final solo tiene acceso a la música, a “toda” la música o a un catálogo determinado en función de una cuota y es factible que para el crecimiento de ingresos de este modelo, conforme se empiece en unos años a estrangular el mercado de descargas, las cuotas serán más caras o que incluso desaparezcan los modelos gratuitos. Para la RIAA y otras entidades similares a lo largo del mundo lo que está claro es que el modelo de descargas, en el que no confiaron en un primer momento, es ahora la alternativa económica a un mercado de soportes físicos que va cayendo cada año en cifras de doble dígito, sustituido por nuevas formas de consumo, pero seguramente en estos momentos están concentrados en ver cómo añadir una nueva cuña más a este gráfico para sustituir el modelo de suscripción por una forma mucho más conveniente de incentivar sus ingresos.
Sin duda la suscripción, los modelos gratuitos serán engullidos por la publicidad, mirad sin más las TV en abierto, tienen más publicidad que programación y la programación no es de calidad.
En la música será de ese estilo, si no pagas tendrás muchas limitaciones a escuchar temas y mucha publicidad. Sin ir más lejos Spotify aumenta la publicidad cuanta más música escuchas.
Yo lo que echo de menos un método como el de Last.fm para la recomendación de música, basado en lo que escucha la gente que escucha lo mismo que uno y no basado en lo que escucha la mayoría. Las recomendaciones Spotify y las listas en general se las pueden meter por el …. Deezer y Rdio son parecidos.
También creo que el futuro tiene que ir porque todos tengan toda la música y que sea el usuario el que elija en función de las opciones que de cada servicio. Al final antes los CDs se vendían en todas las tiendas, por qué ahora no todos los servicios tienen la misma música?
Los servicios “alquilan” la música por paquetes predefinidos por las discográficas, lo mismo que ocurre con los contenidos audiovisuales. Si, por ejemplo, quieres comprar un paquete de películas de estreno, tienes que tragarte otro paquete con películas “mierda” y todo, además, tiene un precio que no todas las compañías quieren o pueden pagar. La ilusión de que servicios como Spotify o iTunes Radio ofrecen más libertad al usuario a la hora de elegir música no es más que eso, una ilusión. Las discográficas siguen teniendo al final la sartén por el mango a la hora de lo que se escucha y que no.
Sinceramente el modelo de subscripción me parece perverso. En el momento que a las discográficas les de por decir “no accedes a este catálogo” o “paga más por él” nos quedamos a 2 velas. Además de la necesidad de tener un paquete mensual de GB en los dispositivos móviles suficiente como para que el streaming no se lo cepille cada 2×3 ( lo que implica pagar más por la cuota mensual ). Sigo pensando que lo mejor es seguir teniendo la música, las películas o los programas de tv uno mismo porque en cualquier momento cambia el viento y te quedas sin nada. Es más, el ascenso del vinilo por calidad sonora y presencia física me parece genial, yo he rehabilitado mi plato y lo vuelvo a usar como antaño. Cada vez estoy más harto de lo digital.
#3 Amén.
Seguro que hay un término medio entre los streamitas y los luditas ;-), pero de entrada diría que el camino pasa por que tanto la industria como el usuario se conciencien de que la música, y especialmente con la sobreoferta actual, es un producto de usar y tirar y ha de tener un precio que disuada al consumidor de escarbar en la basura para buscarla gratis y, al mismo tiempo, de sentir la tentación de acapararla o almacenarla por sí cambia el viento. En definitiva se trataría de sacar un poco de dinero de quienes con el sistema actual nunca pagarían por la música.
En ese sentido creo que Apple abrió una buena vía de acceso con iTunes Match: un precio casi simbólico, especialmente para los países con salarios civilizados, que te permite legalizar y homogeneizar la calidad de las discotecas fruto de años de rapiña. Al usuario le da la tranquilidad de que puede tener copia de los temas si le place y, si decide seguir con la rebusca y la rapiña, puede seguir uniformizando calidad y aprovechando las ventajas del streaming a cambio de esa cifra insignificante.
Es poco dinero, pero hablamos de cientos de millones de usuarios potenciales que en su mayor parte serían gente a la que las discográficas previamente no les sacaban ni un chavo. Además obtienen el valor añadido de las estadísticas de consumo y probablemente más clientes potenciales para conciertos.
Para finalizar, sólo añadir que lo que me parece realmente triste del panorama discográfico-músical es que probablemente me quedaría corto si dijera que el 90% de la música que se edita no llega al 90% de los oyentes potenciales. La mayor parte de la gente sólo escucha los temas mainstream con los que abrasan las emisoras comerciales y con los que luego además te abrasan en los bares. Es como la lista de los 10 libros más vendidos: una pena.
En general tienen que conseguir que pagar sea más fácil y barato que rapiñar (como comentas). iTunes Radio es para mí la que más se acerca, porque es la mezcla de tu música la música de la radio, que en cualquier momento puedes adquirir (de la manera que te plazca).
Mucho me temo que tienes razón en ese último párrafo. Por ello comentaba que las radios se deben basar en lo que escucha la gente que escucha lo mismo que tú, así poco a poco irás descubriendo cosas nuevas. Por ello last.fm creo es el mejor sistema ya que en tu lista está lo que escuchas, esté o no en su base de datos, esté o no spotify y demás servicios con lo que las recomendaciones nada tienen que ver con otros parámetros más comerciales.
Un poco en la nariz me da que iTunes Radio se basará en lo mismo (pero dentro de su catálogo) y es que Apple es especialista en hacer estadisticas y ofrecer lo que el usario quiere… y lleva muchos años recabando información de gustos musicales desde los usarios (iTunes Genius, iTunes Match, etc.)
Si alguien quiere echar un vistazo a [url=http://www.last.fm/user/rafaespada]mi usuario en last.fm[/url] hay plugins para casi todos los programas, iTunes, para iOS, VOX, Spotify, etc… envían lo que escuchas a last.fm y así poco a poco te haces con un perfil majo. Spotify tiene app para conectar last.fm y seguir sus recomendaciones.