Revisión del Mac Pro

Después de tantos años de sacar iMacs de sus cajas para después volver a guardarlos pensando “más de lo mismo”, esperaba con ganas la llegada del primer ordenador innovador de Apple desde… ni me acuerdo. La experiencia no defrauda.

Desde la caja a la mesa.

El Mac Pro, tal vez porque se entiende que el que lo compra ya sabe lo que se lleva, y con lo que ha pagado no tiene tiempo para “chorradas”, se presenta en un contenedor minimalista. Una caja de cartón, con una cantidad suficiente de protección pero sin libreto de instrucciones, ni garantías… ni siquiera pegatinas. Apple ha roto la tradición -probablemente la más antigua, o puede que la única que quedaba desde que se cargó los colores de su logo- y no incluye las pegatinas de la manzana con el ordenador. El que compra un Mac Pro compra la máquina y el cable. Eso es todo lo que encontrarás dentro.

Apple ha roto la tradición y ya no incluye las pegatinas de la manzana en la caja del ordenador Mac Pro

Ya hemos realizado otros artículos hablando del rendimiento del Mac Pro (como éste, éste y éste) así que si lo que te interesa es su capacidad, mejor te remitimos a ellos. Hoy nos vamos a ocupar de estos detalles más mundanos como sensaciones, tamaño, materiales, etc.

Como se puede ver, el Mac Pro pasa perfectamente desapercibido entre una lámpara y una impresora láser

Como se puede ver, el Mac Pro pasa perfectamente desapercibido entre una lámpara y una impresora láser.

La caja responde al estándar de Apple: predominan los negros, plastificada mate, con un asa (negra) en la parte superior para facilitar el transporte…

 

No se puede subrayar suficientemente lo rupturista que es el Mac Pro, acostumbrados, en las sabias palabras de Luis Bou, a “mucho hierro y muy caro”, ahora con una especie de tubo metalizado con una apariencia situada en el otro extremo de su predecesor. De hecho, las primeras personas que vieron el Mac Pro sobre la mesa de trabajo, antes de conectarlo a la corriente, coincidieron en la expresión

¿quién se ha muerto?

Y es que el Mac Pro, descontextualizado, puede pasar por -casi- cualquier cosa menos un ordenador. Ya el público internauta se ha regodeado en las similitudes, desde Darth Vader hasta la papelera, pasando por la turbina, el avión o, como mi público inadvertido, la urna mortuoria.

Mientras que el modelo anterior acumulaba símbolos de potencia, de poderío: asas para transportarlo, rejilla perforada, aluminio por los cuatro costados, etc. la nueva versión pugna por desaparecer de la vista. en cierto sentido, sigue la filosofía del iMac o del iPad: la máquina desaparece, para quedarse en la imagen. Su potencia se siente cada día, no hace falta que tenga una representación física.

Desde mi punto de vista, como pasó con radiocassetes en los ochenta y noventa, el G5 tocó techo en cuanto a tamaño y a partir de ahora se inicia la moda de las estaciones de trabajo pequeñas. Dentro de algunos años, esta moda habrá calado hasta los fabricantes de carcasasa y hasta los peceros más recalcitrantes acariciarán con deseo la posibilidad de liberar su espacio de metros cuadrados de aire contenido en un ordenador.

La caja se abre por la tapa superior, tirando de un precinto (también impreso en negro) que hace innecesarias tijeras o uñas. Se abre con facilidad, sin esfuerzo y sin violencia… y sobre todo sin poner en peligro el equipo que contiene (imagen de la derecha).

Al descubrir el contenido nos encontramos con una cruz o aspa de poliestileno expandido que evita que el equipo se mueva o golpee durante el traslado.

Extraemos el “corcho blanco” y ya vemos la máquina serenamente esperando a ser extraída para empezar a funcionar. Uno se pregunta “¿de verdad esta maquina vale lo que cuesta?” Es una forma y tamaño humilde, sin pretensiones. Uno, viciado por tantos años de seguir las andanzas de Apple no puede evitar escuchar la voz de de Jonathan Ive diciendo “una forma rotunda, inevitable”, que una vez que la ves te parece natural, lógica. Y no puedes explicar a ciencia cierta por qué nadie antes había hecho algo así (para ser sinceros, habría que recordar el Macintos XX aniversario y el Macintosh Cube para recordar que la idea lleva en las mentes de los ingenieros de Apple muchos años).

La gran diferencia con los precedentes mencionados es que ahora todo está enfocado a la potencia. Discos SSD, tarjetas gráficas, memoria, interfaces de entrada/salida… si no es rápido no pertenece al Mac Pro.

Sacar el Mac Pro de su urna (es como sacar la urna de su urna, tiene algo de ritual, como todos los ordenadores de Apple) implica tomar la decisión de “mancharlo”. No hay más remedio que introducir la mano por la ranura y tirar hacia arriba.

Sale suave, tranquilo, silencioso. Algo que ya será la norma a partir de ahora. 

Al sacarlo de la caja uno se da cuenta de que Apple ha querido mantener la pureza de los materiales hasta el último momento, y para ello ha protegido la carcasa con un plástico. Pero no de cualquier manera. No es un plástico con sujección electrostática o similar, como los que puedes encontrar en electrodomésticos, aparatos de radio, etc. Esto es un plástico transparente, termoformado, y con unas tiras perforadas para que despegarlo sea rápido, límpio, sencillo… Que nada estropee la sensación de estar montando un ordenador ultrapotente. Todo tiene que transmitir intención. Nada es apresurado o barato.

Al sacar la máquina de la caja, debajo se descubre el cable (ahí es cuando nos damos cuenta de que no hay más,no hay pegatinas, ni instrucciones, ni garantías. Tal vez el Mac Pro debería tener Care de serie…)

El cable, perfectamente enrollado en una estructura de cartón que encaja perfectamente en la caja, se convierte en el segundo y último elemento. Recordaremos una vez más, prácticamente sigue siendo válido el eslogan del iMac: No hay paso tres. Lo sacas de la caja, lo enchufas, le conectas un monitor. Listo.

Cierto. Más vale que tengas los cables que necesites para conectar monitores, televisores, discos duros, etc. porque si no, efectivamente, sólo tendrás un objeto decorativo. Si al menos se pudiera conectar el iPhone o el iPad… estaría gracioso. Comprar un Mac Pro para luego utilizar la pantalla del iPhone como pantalla. Anda, Alf, deja de decir tonterías, que parece que te pagaran por palabras…

No nos podemos resistir, y ya que es circular, vamos a darle una vuelta dejándole con las tripas al aire, pero antes, veamos cómo se ve desde arriba, desde abajo, desde un lado…

Desde arriba, la vista más conocida del Mac Pro, un planeta y su atmósfera.

Por fin ha logrado Apple su sueño (sí, bajo el mandato de Tim Cook): volver a fabricar ordenadores en EE.UU. Y no será el último. Es posible que la era de las filtraciones esté llegando a su fin, con fábricas en Estados Unidos altamente robotizadas y con poco personal. 

La zona de conexiones. Aunque en este diseño esté más o menos impuesto por la miniaturización de los componentes, todos los conectores quedan en la parte de atrás, lo que significa que su pureza sólo durará lo que tardes en conectar el primer periférico: sea teclado, disco duro, monitores, etc.

Esto es lo que estás viendo: Arriba a la izquierda, el seguro para poder quitarle el “exoesqueleto” y acceder a la memoria RAM y al disco duro… vale, y regodearte viendo la perfección hecha electrónica. En el centro, y de arriba a abajo, el logo de Apple, la conexión para altavoces y auriculares. Cuatro conectores USB3, seis conectores Thunderbolt2, dos salidas Ethernet Gigabit, una salida HDMI, el botón de encendido/apagado/reposo y la conexión a red.

Es el momento de quitarle la “chapa” y ver qué tiene dentro. Ni que decir tiene que en cuanto a manejabilidad, transportabilidad e incluso maniobrabilidad, esta versión supera desde todos los ángulos (claro, ¡como es circular no tiene ángulos! perdón, chiste fácil) al Mac Pro anterior. Cuando quitas la carcasa… también te quedas sin palabras.

Después de esta sesión de tecnolujuria (lo que en inglés llaman “tecnolust”), volvamos a la realidad y recordemos que esta es una pieza de maquinaria funcional, que no está sacada de ninguna película de ciencia ficción. Es el momento de encenderlo.

¡Oh! El Mac Pro sin su exoesqueleto no arranca. Hay que reconstituirlo para poder encenderlo. Al apretar el botón de encendido, el característico “¡Chonnnnnnnn!” nos da la bienvenida, lo que indica que por debajo de la superficie hay un pequeño altavoz que permite obtener feedback si nuestro monitor no tiene.

Por supuesto, la manipulación de la chapa externa, etc. de color gris-oscuro-casi-negro trae su precio en que no hace falta ser del CSI para obtener nuestras huellas. Como para conectar y desconectar dispositivos es necesario girar la unidad (los puertos están rodeados por una luz y un sensor de movimiento hace que se iluminen durante unos segundos para que tengas una indicación luminosa sobre dónde debes dirigirte. Aún así, la iluminación es por grupos de puertos, así que en un entorno oscuro y/o con muchos puertos ocupados no va a ser sencillo atinar con el adecuado. Tal vez por eso Apple incluyó la función de linterna en iOS 7, así podemos utilizar el iPhone para iluminar). Decía, como para conectar y desconectar dispositivos es necesario girar la unidad, puedes apostar que en pocos días habrá un amplio recopilatorio de huellas a lo largo y ancho del cilindro. Ya no hablemos si te resfrias… el collage puede ser completo. Lo dicho, un campo de prácticas para aficionados a CSI.

Primeras experiencias con el Mac Pro

Por decirlo utilizando uno de los apelativos que se utilizan para referirse a la apariencia del Mac Pro, funcionando cualquier parecido con una turbina es pura coincidencia. De hecho es la primera vez que agradezco el sonido de arranque, porque si no, no sabría si está funcionando o no. Además hay que añadir que no tiene piloto de encendido, ni indicación visual ninguna.

Es SILENCIOSO. Sí, ya sé que las mayúsculas indican gritos y que son un contrasentido hablando de silencio, pero es que es muy silencioso. Ni siquiera cuando estaba torturándolo (intentándolo, en mi ingenuidad) añadiendo filtros sin sentido sobre películas en 4K descargadas por internet (algunos clips descargados desde aquí y la película Tears of Steel -que puedes descargar gratuitamente) conseguí que empezara a sonar. No se inmutó.

En un futuro artículo hablaré más en profundidad del trabajo con Final Cut Pro, pero vaya por delante que en ningún momento el Mac Pro se hizo presente por su ruido. Lo cual me lleva a dejar otra nota:

Me bastó sacar el monitor de 27″ de Apple de su caja para darme cuenta lo abandonado que tiene Apple sus monitores. mientras presume una y otra vez de los alardes de ingeniería que aplica al iMac, sacar un monitor de ese tamaño era como retroceder en el tiempo. Pesado, voluminoso, aparatoso… sonaban mucho más los ventiladores del monitor que el propio Mac Pro… ¡y eso que el que trabajaba de verdad era el Mac Pro! Sinceramente, visto esto y teniendo en cuenta que el Mac Pro ya ha salido, dudo que Apple tenga planeado sacar otro monitor… tendría que tener muy claro qué ventajas tendría su pantalla para que le merezca la pena meterse en producción,.

Los amigos de Apple dirán que con que saque un monitor que sea de aspecto elegante ya merece la pena, ya que los que producen los Sharp y compañía tienen el mismo aspecto poco cuidado que nos tienen acostumbrados. Pero Apple ya no está en esos mercados. Si Apple saca un monitor (que tendrá que ser 4K si atendemos a la moda) será porque puede hacer algo mejor que lo que ya hay.

El precio del Mac Pro

Que el Mac Pro es caro es casi un lugar común, pero que el Mac Pro no es para todo el mundo, y específicamente para un dos o tres por ciento de los usuarios de ordenador, también es una evidencia.

Para alguien que se gana la vida produciendo, mayor velocidad de procesado es menos horas de trabajo, es decir, en un mes caben más trabajos si tienes un ordenador más rápido. Que el conjunto que yo he probado (formado un Mac Pro de 8 núcleos con 32 GB de RAM, un monitor Apple de 27″ y un teclado y ratón inalámbrico de Apple) supere largamente los siete mil euros, sin duda al usuario de iPhone, de iMac o de iPad le pondrá los pelos de punta.

Pero a un profesional que va a amortizar su trabajo produciendo una película, procesando vídeos, componiendo o arreglando música, o vendiendo fotografías de eventos, ese dinero no es diferente de lo que gastan en cámaras, mesas de mezclas, instrumentos o accesorios. Y se van a pasar muchas horas utilizándolo como para ahorrar en él.

El Mac Pro es una gran máquina, que ha roto los esquemas de propios extraños y que, como expresó elocuentemente Phil Schiller, director de marketing de Apple, demuestra que la innovación en Apple no se ha detenido, simplemente lleva su tiempo.

Alf

Propietario de www.faq-mac.com.

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10 years ago

Pues en todos los unboxing americanos se ve que incorpora unas pegatinas negras, amén de un folleto. ¿Aquí no?

firewire
firewire
10 years ago

Te puedo asegurar que el Mac Pro que se vende en España tiene las pegatinas, y de hecho son la únicas de color negro.

M. Catalán
M. Catalán
10 years ago

Revisad en la tapa de la caja!!

amaya
10 years ago

El contenido de todo está camuflado en la tapa superior de la caja :mrgreen:
http://www.onenewspage.us/video/20131223/1548447/Mac-Pro-Unboxing.htm

Alquimista
Alquimista
10 years ago

Alf, espero que no seas uno de esos que tiran la caja en cuanto sacan el ordenador 😈

Pedro Antonio Godino
10 years ago

Que gran sensación verlo encenderse =D>

Alquimista
Alquimista
10 years ago

¿Fabricará alguien una carcasa de metacrilato transparente?

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