PowerGuard se descompone en dos piezas, una la que contiene la batería y otra que “rodea” el iPhone (como un bumper plano) dando solidez al conjunto. Esta cinta contiene los huecos y perforaciones necesarios para poder utilizar todos los botones y accesorios del dispositivo, excepto, claro está, el conector dock que es por donde se pasa la carga de la batería del PowerGuard al teléfono.
Una de las cosas que más me ha gustado del PowerGuard es que, una vez cargada, la carga aguanta muchos días aunque no la uses, lo cual es una gran ventaja, porque no hay nada peor que ir a utilizar un accesorio y descubrir que está descargado y por lo tanto es inútil. El PowerGuard con la carga completa proporciona, según mis pruebas, unas tres cuartas partes de la batería completa del iPhone. Esto, según Kensington, debería traducirse en cuatro horas extra de conversación, cinco de vídeo y 22 de música.
La operación de la carcasa no puede ser más sencilla:
– Separa las dos piezas, batería y “bumper”, introduciendo algo (el dedo es suficiente) en la hendidura de separación en la base.
– Una vez separadas las piezas, introduce el iPhone de manera que el conector Dock quede firmemente encajado y vuelve a colocar las dos piezas.
PowerGuard de Kensington tiene distribuidos por su perímetro los diferentes indicadores y conectores:
3) La conexión USB para cargar la batería del PowerGuard.
Por el otro extremo, deja los espacios para cámara y entrada de auriculares y tiene un “falso” botón para poner en reposo o activar el iPhone.
Y en el lateral, deja el hueco para el interruptor silenciador del volumen y falsos botones para subir/bajar el mismo.
PowerGuard incluye así mismo una tarjeta de plástico a juego que se inserta en la ranura que puede apreciarse en las fotografías y que hace las veces de peana, bien para poner el iPhone en posición retrato como apaisada. A la hora de la verdad, como no hay manera de llevarla sujeta en la carcasa, lo más probable (como me ha pasado a mi) es que acabes traspapelándola y no la tengas cuando quieras utilizarla. Aún así, si eres ordenado, puede serte de utilidad en trayectos largos o en conferencias de vídeo.
PowerGuard de Kensington tiene un precio recomendado de 59,99 € y puedes comprarlo (o buscar una tienda) desde aquí
Conclusión
PowerGuard me ha salvado la situación en varias ocasiones, tanto en viajes como en esos días en que parece que todo el mundo tiene un cólico telefónico y una fuerza sobrenatural parece mantenerte alejado de un cargador.
El volumen añadido que supone con respecto al propio del iPhone es relativamente pequeño y se acepta de buen grado a cambio de tanto tiempo de uso extra.
El iPhone es un niño caprichoso que consume mucha energía (porque hace muchas cosas, claro) y conviene tener a mano una dosis extra que pueda mantenerlo activo mientras lo necesitemos.
Para mi, se ha convertido en uno de los accesorios obligatorios siempre que me alejo de la mesa de trabajo o se me presenta un día incierto.