Justificando la política de precios de Apple

Hoy alguno se va llevar las manos a la cabeza.

No. En esta columna no voy a justificar los precios actuales de las máquinas de Apple. Ni voy a justificar la diferencia de precios (abismal y terriblemente sospechosa) entre USA y el resto del mundo.

Esta columna va por los usuarios profesionales (entre los que me incluyo), porque la próxima generación de Power Macs va a dar una gran sorpresa (y espero equivocarme).

Comparando, que es gerundio

El mundo del automovilismo tiene muchos puntos en común con el de los ordenadores, aunque parezca increible. Técnicamente son dos mercados muy parecidos, en el sentido que ambos están basados en máquinas con 4 tipos de componentes.

En el coche, los cuatro componentes básicos son el motor (que en los ordenadores es el procesador), lo que rodea al motor (chasis, frenos, luces, etc … la envoltura del automovil y que hace que funcione, que en el mundo informático equivale a la placa, la ram, el CD, etc ..), El aspecto, color y forma (idem para los ordenadores), y los conocidos “extras”, esos detalles que en el coche nos hacen la vida mas agradable (y en el Mac también).

En el mercado automovilístico, salvando las distancias propias con el mercado informático, hay dos corrientes principales, muy diferenciadas, que se han venido apropiando del mercado en función de las necesidades reales (o estimadas por los fabricantes) de los usuarios de calle.

La primera es el vehículo muy potente, destinado a correr, con un diseño muy agresivo y comparativamente con muy pocos extras para comodidad (aunque luego puedan añadirse como opciones al vehículo). Estos coches disponen de un motor especial, capaz de desarrollar muchos caballos, y lógicamente, todo su acompañamiento va en función de ese motor; los frenos tienen que ser capaces de parar al coche a gran velocidad, el diseño exterior debe aprovechar aerodinámicamente la potencia, etc … generalmente en este tipo de vehículos los detalles tan importantes para el usuario de la calle como es el consumo pasan a un segundo plano (ya que si puedes pagarlo, que importa la gasolina?).

La segunda corriente está basada en un vehículo pensado para el conductor habitual, con un motor capaz de realizar correctamente las tareas más comunes del dia a día (callejear, viajes más o menos cortos, 5 ó 6 viajes largos al año, etc ..) pero donde a los extras se les da una importancia capital: No vas a llegar antes a tu destino, pero lo vas a hacer mucho más cómodamente.

Apple y los coches

A estas alturas más de uno ya se imaginará por donde quiero ir.

Apple ya tiene lista esta segunda opción automovilística. Maquinas con un buen motor (ojo, el G4 de 1 GHz es más que suficiente para los usuarios que no realizan una tarea específica de gran potencia o trabajo), motor que será implementado en un futuro en toda la gama media -baja de equipos Apple (actualizaciones de iMac y eMac, y posiblemente los portátiles hasta 1,5 GHz).

Con un motor lo suficientemente potente para el día a día, lo importante son los extras. Y Apple ha sabido añadir una buena cantidad de extras gratuitos e interconectados a su “coche”, en forma de iAplicaciones que, por mucho que digan, son la envidia de los usuarios de Windows no solo por su gratuidad, sino por su interconexión. Si a ello añadimos el caracter tremendamente afable de MacOSX (facil de manejar, visualmente atractivo y con un tiempo medio entre errores realmente envidiable) obtenemos un ordenador pensado para el público con unas características más que interesantes.

Pero yo necesito correr como el viento ….

Si eres un usuario profesional, la cosa cambia. Necesitas la primera opción automovilística. Necesitas velocidad y potencia.

Si bien es cierto que los Wintel como plataforma están ofreciendo capacidades envidiables de proceso frente (y comparativamente) a Apple en estos momentos, la compañía de Cupertino no creo que esté parada en los boxes viendo pasar a los coches a toda velocidad.

A su manera, Apple está preparando “El prototipo” que hará temblar las parrillas de salida cuando se coloque para iniciar la carrera. Porque Apple cuando lanza ordenadores (sobre todo si es en la gama profesional), es incapaz de dejar a nadie indiferente. Podrán gustar o no, pero suelen ser auténticas máquinas de “matar” (figurado).

Es imposible tratar de adivinar “qué” va a haber dentro de esas máquinas (y vistas las ultimas noticias), podrían estar mas cerca de los que nos esperamos. Hacer quinielas con Apple es simplemente perder el tiempo y el dinero: ¿Quién esperaba el portátil de 17″?. Nadie. Pues con los Powermacs pasa lo mismo; lo que salga, saldrá y nos pillará fuera de juego.

Y lo de la justificación de precios a que viene?

Sencillo: Apple sabe lo que se trae entre manos.

Así que tendremos PowerMacs de los que dejarán asombrados al mundo, tanto por su potencia como por su versatilidad. Pero no os engañéis; el kilo de Powermac va a estar carísimo. Pero a precio de angula, caviar iraní, oro blanco de Sudáfrica o diamantes de Kenia.

El acceso a la gama profesional va a estar exclusivamente al alcance de los profesionales. Es muy probable que Apple añadirá soporte personalizado a esta gama profesional (tal y como lo hace con los Xserve) para acompañar y justificar el derroche tecnológico que llevarán estas máquinas. Y además, para acompañar estas nuevas incorporaciones, posiblemente veremos software que nos dejará asombrados: yo personalmente apuesto por el multiproceso simétrico “plug and play” a través de firewire2.

Para el profesional con pocos recursos, o con intereses limitados en 2 ó 3 aspectos informáticos, quedará la gama “familiar” con muchos extras. Si te parece escandalosa esta premisa, recuerdo que hasta hace bien poco, el disponer de 1 GHz era en muchos casos ser “El Rey del Mambo”. Este tipo de máquinas se actualizarán, si, pero mucho mas despacio y con saltos en MHz mucho más cortos que en la gama profesional.

Así que cuando salgan los Powermacs al fin, y veamos los precios, no os echeis las manos a la cabeza: ojalá me equivoque y sean accesibles, pero lo más fácil es que van a ser objetos de lujo que miraremos a través del cristal del escaparate con un suspiro lastimero en el corazón, un boleto de lotería primitiva en el bolsillo y un número de la ONCE en la cartera.

Un artículo de XiMac