Google fue acusada de trabajar de forma intencional en circunvalar las medidas de privacidad del navegador Safari para rastrear las actividades de los usuarios en internet y después vender estos datos a compañías de publicidad online como Media Innovation y Vibrant Media, que habían sido citadas en la demanda. Cuando la característica “No rastrear” está activada en Safari, Google no debería ser capaz de recolectar información, aunque logró encontrar una forma de hacerlo.
Cuando el FTC comenzó a investigar las acciones de Google al respecto de estas acciones, la compañía acabó pagando 22,5 millones de dólares aunque siguió insistiendo en que no había hecho nada ilegal, para argumentar que el rastreo de los usuarios no había sido intencional y que los usuarios no habían sido perjudicados en ningún caso.
La decisión judicial no implica que Google sea inocente de los cargos que se acusan sino que Apple no ha sido capaz de probar como la compañía ha sido perjudicada por las acciones de Google. Las repercusiones del caso, no obstante, son importantes: Google ahora sabe que puede seguir rastreando a los usuarios en internet a sabiendas que esta acción no va a causar repercusiones serias.
Sobre el tema: supongo que se habrá visto lo de las nuevas condiciones de Google que entran en vigor el 11 de noviembre. Me recuerda a aquella respuesta que dio un usuario de una compañía telefónica cuando esta le comunicó lo que debía hacer si no quería que sus datos personales fuesen intercambiados con otras compañías:
«Sr. X:
A mí me gustaría follarme a su mujer. Si en el plazo de 30 días no recibo noticias suyas, entenderé que da usted su consentimiento para tan feliz acontecimiento (sobre todo para su señora).»