Si la concentración de teléfono, conexión a internet y reproductor multimedia, todo agrupado bajo una pantalla táctil no hubiera sido suficiente (que lo fue), Apple pocos meses después presentó la tienda de aplicaciones App Store, método exclusivo de venta de programas para su dispositivo.
Lo que a priori parecía ser un clavo más en el ataúd de Apple, empeñada en obligar al mercado a hacer las cosas a su manera y no como se solían hacer, se convirtió rápidamente en una fiebre del oro donde todo desarrollador, recién llegado o multinacional, podía ganarse la vida sin sobresaltos. El artículo completo, en Ipodizados