Apple e Intel: una relación con altibajos

El anuncio por parte de Apple del salto desde su plataforma de procesadores PPC a procesadores Intel causó una auténtica conmoción no solo en la comunidad Mac, sino también en la industria, además de suponer un auténtico  golpe de autoridad por parte del omnipresente fabricante de chips que dejaba claro que era la única empresa viable a la hora de ofrecer procesadores a los fabricantes de ordenadores. Desde ese momento, las relaciones entre ambas compañías siempre han sido (o parecido) cordiales, e incluso han trabajado juntas en proyectos como Thunderbolt, el interfaz de alta velocidad que viene incluido en los Macs de última generación. Sin embargo, cada vez es más evidente que este matrimonio fue una situación de conveniencia y que Apple tiene otros planes en mente.

Cuando Apple hizo el anuncio en Junio de 2005 de que abandonaba la plataforma PPC (y su relación con IBM y Motorola), el CEO de Apple, Steve Jobs, atribuyó este cambio a el mejor cronograma de Intel en el desarrollo y comercialización de procesadores y chipsets.

Una de las razones no citadas por Apple y Steve Jobs es la falta de capacidad de IBM y Motorola de obtener un rendimiento aceptable por vatio consumido en los procesadores para portátiles (aunque otra razón muy simple podría haber sido que Apple quería que sus ordenadores también ejecutaran Windows).

Un antiguo ejecutivo de IBM, que trabajo en la empresa durante la época en que Apple negociaba con IBM ofreció su particular punto de vista acerca de esta migración. Según este ejecutivo, Apple quería un mejor precio de los procesadores.

El problema para IBM y Motorola es que debían gastar ingentes cantidades de dinero para desarrollar los procesos de fabricación, el software asociado y la producción de los procesadores para un cliente que solo tenía entonces una cuota de mercado total del 5%. Y así resultaba muy difícil o casi imposible ganar dinero.

¿Porqué un 5%?; Apple trabajaba con ambas empresas de forma separada, incluso llegando a enfrentarlas en algunas ocasiones. Así, ambas empresas debían trabajar en desarrollos separados e independientes para la misma empresa gastando una inmensa cantidad de dinero.

IBM se concentró en ofrecer procesadores de un sólo núcleo y una alta velocidad, llegando a los míticos 3 GHz que Steve Jobs prometió, pero que IBM no fue capaz de cumplir.

Mientras, Intel, que estaba en conversaciones también con Apple, le ofreció una arquitectura basada en múltiples núcleos y a un precio considerablemente menor, añadiendo además procesadores para portátiles que superaban (con mucho) a la gama G4 de portátiles, estancada debido a que no conseguían ni Motorola ni IBM encontrar la forma de disipar el calor y el consumo que suponía instalar un G5 en un portátil.

Así que aunque IBM consiguió desarrollar procesadores con dos núcleos, Apple optó migrar a Intel.

IBM amortizó todo el desarrollo de los procesadores PPC con los procesadores Cell que actualmente montan las PlayStation 3, algunos servidores de IBM y las supercomputadoras a medida de IBM para Universidades, instituciones y gobiernos.

A partir de ese punto, las relaciones de Apple con Intel parecían prácticamente perfectas: de hecho, los procesadores para estaciones de trabajo Xeon estaban disponibles para Apple incluso antes que para el resto de fabricantes y ambas compañías trabajaron en proyectos conjuntos como el desarrollo de Light Peak, una tecnología que Apple apoyó e impulsó para integrarla en sus más recientes generaciones de ordenadores bajo el nombre de Thunderbolt.

Pero no todo era color de rosa en esta relación: ambas compañías, desde el inicio de su colaboración, han colisionado en algunos segmentos de mercado, especialmente en el nicho de procesadores para dispositivos móviles. Muy posiblemente Intel esperaba que Apple, que ya usaba sus chipsets y procesadores en sus ordenadores de escritorio, eligiera sus procesadores para dispositivos móviles en el iPhone, el iPod Touch y posteriormente en el iPad. Sin embargo, Apple decidió no solo que la arquitectura ARM se plegaba más a sus necesidades, sino que invirtió dinero en la adquisición de compañías que le permitieran crear sus propios procesadores móviles adaptados de forma muy específica a sus necesidades. La compra de PA Semi, junto con el lanzamiento de los procesadores A4 y A5 demostraron a Intel que el matrimonio que parecía perfecto se había convertido en una situación de pareja liberal en la que Apple jugaba, con todo derecho, en la posición más favorable cuando sus intereses así lo demandaban.

Una situación que agrió más la relación entre las compañías vino de una disputa interna. Intel se embarcó en una batalla legal con Nvidia, a la postre proveedor de chipsets gráficos de Apple, que obligó a la compañía de Cupertino a tener que modificar su política de desarrollo de hardware ya que si elegía utilizar los nuevos procesadores de Intel de la serie Core iX, no podría integrar gráficas discretas de esta marca en sus desarrollos por un problema de licencias entre Intel e Nvidia, viéndose forzada a integrar en los Macs las primeras generaciones de chipsets gráficos de Intel que no ofrecían ni de cerca el mismo resultado y rendimiento que estaban ofreciendo los desarrollos de Nvidia.

A partir de ese punto, los rumores sobre la selección de plataformas de hardware de Apple para sus ordenadores se dispararon. Tan pronto como abril de 2010, los rumores alcanzaron la cresta más alta de la ola cuando supuestamente una serie de ejecutivos de AMD fueron vistos en las oficinas de Cupertino y se volvió a especular que la compañía de Cupertino estaba pensando usar procesadores de AMD en alguno de sus productos. Incluso se ha hablado de que en Apple se había estado trabajando en la adopción de procesadores ARM para ejecutar Mac OS X en vez de los procesadores de Intel.

Mientras, los desencuentros entre Apple e Intel se han ido produciendo con más y más frecuencia: la incapacidad o el desinterés de ofrecer una nueva generación de procesadores Xeon de Intel ha obligado a Apple (y a otros fabricantes) a tener que retrasar (o incluso, cancelar) el lanzamiento de nuevas generaciones de estaciones de trabajo como el Mac Pro.

El último episodio de este culebrón viene ahora de antiguos trabajadores de AMD que han asegurado que la compañía de Cupertino había estado estudiando la posibilidad de utilizar la plataforma de procesadores “Llano” para los MacBook Air el año pasado. Según estos empleados, Apple estuvo muy interesada en la plataforma, pero al final decidió no utilizarla debido a los múltiples fallos y problemas de la misma: AMD fue incapaz de ofrecer a Apple de unidades de prueba en los plazos especificados por la empresa de Cupertino.

AMD incluso propuso el uso de un procesador de bajo consumo llamado “Brazos” para el Apple TV, pero Apple tenía ya muy claro que para sus dispositivos de movilidad prefería sus propios desarrollos.

En la actual situación, Apple e Intel no son un matrimonio perfecto: sus relaciones podrían considerarse como “muy abiertas” y lo que resulta evidente es que en Cupertino no piensan, bajo ningún concepto, atar su futuro a los desarrollos de Intel y buscan otras opciones para implementar en sus plataformas de hardware, especialmente en el caso de los MacBook Air que van a ser la apuesta más firme de la empresa de Cupertino para esta década y que irán sustituyendo a los portátiles tradicionales mientras Apple sigue empujando el iPad en capacidad y rendimiento.

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